Piura: ¿La California del Perú?

Piura: ¿La California del Perú?
(Diario El Tiempo, 29 de setiembre 2009

Luis Gulman Checa

El pasado sábado 28 se inauguró oficialmente la planta de producción de etanol que el grupo Romero ha construido en el distrito sullanense de Ignacio Escudero para procesar la caña de azúcar sembrada en las tierras eriazas - con dotación de 10.000 m2/ha/año del sistema regulado Chira Piura -, que se adjudicó a través de una subasta pública convocada en el 2006 y, además, en otras áreas adquiridas con posterioridad.Tan importante acto, encabezado por el Presidente de la República, quien tuvo a bien pronunciar la frase que titula el presente, sirvió para ratificar que la inversión privada es un factor insustituible en el desarrollo de las naciones, pues, como se repitió hasta la saciedad en los varios discursos pronunciados en el curso de la ceremonia; este emprendimiento agro industrial proporcionará trabajo seguro, legal y bien remunerado para varios miles de familias, principalmente asentadas en el ámbito en el que se ubica el proyecto.

Entonces, es necesario reconocer la decisión y el esfuerzo desplegados por los promotores de esta importante aventura empresarial, especialmente por haber llevado sosiego y tranquilidad al seno de tantos hogares piuranos que, gracias a ellos, podrán proyectarse al futuro, al contar con una fuente de ingresos firme y permanente. No obstante, no sería justo limitarse a resaltar sólo este aporte de la empresa privada, por cuanto, como sabemos y es público, desde un tiempo atrás se están dando inversiones en diferentes campos, lo que habría propiciado la optimista comparación presidencial con el estado norteamericano de California, tan rico que, por sí mismo, se ubica como la sétima economía del mundo.

Dicho ello, también es necesario mirar estos emprendimientos a través de distintos cristales, por ejemplo, cuando, con justicia pero inflando exageradamente el pecho por la media verdad implícita, se mencionan las cifras invertidas. En el caso que nos ocupa se habla de m/m US $ 150 millones y debe ser la pura verdad. No obstante, la mayor parte de ese monto no “chorrea” a bolsillos peruanos, sino va directamente a economías de países desarrollados proveedores de casi todos los equipos y materiales necesarios. Así, me atrevería a decir que más de 100 millones volaron directamente al extranjero. Naturalmente, de aquí en adelante, la inversión coadyuvará a incrementar el PBI, aunque su crecimiento no implica necesariamente desarrollo al beneficiar mayormente a quienes se ubican en la cúspide de la pirámide social, situación que compete resolver a los gobernantes.

Otra reflexión importante que no puede pasarse por alto, surge del discurso pronunciado por el señor Alcalde Distrital de Ignacio Escudero quien, además de hacer público que sus gobernados carecen de servicios de saneamiento; dijo que su ámbito estaba catalogado como zona de pobreza en el país. Me pregunto, ¿cómo puede ser pobre una zona bendecida por el Estado con envidiables obras de infraestructura de riego y que, además, dispone de un clima formidable?Esta pregunta, más que personas de a pie, como usted o el suscrito, estimado lector, deben planteársela las autoridades responsables, como, por ejemplo, el Ministro de Agricultura y el Presidente Regional, al resultar obvio que cae en el ámbito de sus responsabilidades el determinar por qué se dan estas situaciones absurdas así como tomar las medidas y/o dictar las políticas para remediarlas.

Otra realidad patente y cruda es que inversiones como la comentada en beneficio de la agricultura nacional, equivalen a “una gota en el mar”, frente a los cientos de miles de hectáreas desperdigadas en el país, con un número importante de ellas en nuestra propia región; que se encuentran subutilizadas o abandonadas a consecuencia de los tres cataclismos que azotaron el agro peruano durante las pasadas cuatro décadas: La Reforma Agraria, La Ley de Aguas de 1969 y la liquidación del Banco Agrario a inicios de los 90, terremotos cuyos devastadores efectos aún no han sido paliados, siendo ello una tarea pendiente del Estado.Finalmente, loables y resaltables inversiones como la comentada y otras que están en proceso y que corren a cargo de la inversión privada, no requieren absolutamente nada de las autoridades, a excepción que actúen honrada y eficientemente.

Por ello, la tarea de éstas, lejos de andarse “colgando del saco” de los grandes inversores, es, reitero, abocarse a solucionar los graves problemas que afligen a la inmensa cantidad de peruanos desposeídos y abandonados a causa de su punible y lamentable incuria.