¿PORQUÉ BARDALES SÍ Y CASTAÑEDA NO?
(Piura, 31 octubre del 2016)
Luis Gulman Checa
Los piuranos hemos sido impactados por la
condena impuesta al exalcalde de Sullana, Jaime Bardales, por varios delitos
cometidos durante su gestión en la fallida construcción de una tribuna en el
estadio de la ciudad, luego de transcurridos varios años de culminado su mandato. Ello ha equivalido a llover
sobre mojado, por cuanto, antes que él, ya habían recibido sentencias con
carcelería efectiva la exalcaldesa de Castilla, Violeta Ruesta y el exalcalde
de Pacaipampa, Juan García Carhuapoma.
No es propio de gente de bien hacer
leña del árbol caído (por ello
solo disparo contra los que están erguidos, lozanos y bien enraizados), eximiéndome
de comentar las acciones que los
mencionados han cometido, refiriéndome sí, a la selectividad funcional del
Poder Judicial peruano.
Si la justicia en el Perú fuera justa, lo que
implica que además de ciega, sorda y muda debería medir a todos los
justiciables con la misma vara, deberían
contarse por decenas, sino centenas, los excaldes recluidos en los penales
peruanos. ¿En qué me baso para formular tremenda afirmación? En las
informaciones difundidas cotidianamente por los medios, dando cuenta de la
serie de tropelías perpetradas por gobernantes locales a lo largo y ancho del
país.
La prueba incuestionable de la existencia de diversas
varas de medida en el Poder Judicial, es el vergonzoso manto
de impunidad que se extendió para cuidar, proteger y preservar al
alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio cuando, en su gestión anterior, salió a
la luz, con pelos y señales, el escándalo de COMUNICORE, a raíz del
cual, los pícaros y corruptos funcionarios de la MML, con el alcalde a la
cabeza como responsable de la entidad (como sí se les consideró tanto a Violeta
Ruesta como a Jaime Bardales), le robaron a la entidad en la que laboraban y al
Estado peruano, más de 24 MILLONES DE
SOLES.
Lo que más debería preocupar a los peruanos
de a pie de esta nefasta selectividad del accionar de la
justicia peruana - obvia, clara y lamentablemente enfeudada a políticos
corruptos - es el evidente contubernio
entre los capos de la política nacional para protegerse, cuidándose las
espaldas entre ellos, por cuanto, si queremos ser realistas y rememorar la
frase de Jesucristo, ¿acaso alguno estaría
moral y éticamente calificado para tirar la primera piedra?
Como no vale quejarse sin proponer soluciones,
aquí va una:
Pidamos prestados a
Brasil fiscales y jueces como los del caso Lava Jato.