¿CÓMO CALIFICARÍA AL
PRESIDENTE VIZCARRA?
(Colán, 26 marzo 2020)
Luis Gulman Checa
Cada
peruano, haciendo uso de su libertad de opinión, tiene el derecho de
adjudicarle al mandatario el calificativo que le brote del fondo de su
consciencia, y, en atención a la inmensa variedad de éstas, me refiero a las
consciencias, como, por ejemplo, las de los mulders, los becerriles o las
chávez, por citar solo unas cuantas de las múltiples que lo censuran,
aunque ellas mismas se han auto
descalificado; considero que la gran mayoría de compatriotas, a pesar de los
errores que ha cometido desde que asumió el cargo, sin saber leer ni escribir, estamos
complacidos y satisfechos con su accionar.
¿Qué
maldición recayó sobre los peruanos proclives a distinguir la paja en el ojo
ajeno siendo incapaces de percibir la inmensa y podrida viga que infecta su
alma?
Rememoremos
la reciente asquerosa campaña desatada en su contra prendiéndose, cual hienas
pestíferas, de su gestión como presidente regional de Moquegua a raíz de la
construcción del bendito hospital.
Todas
las personas con un mínimo de conocimiento de la gestión de la Obra Pública
saben perfectamente que los benditos adelantos otorgados a finales de año son
perfecta y absolutamente normales y repetitivos. Sin embargo, en el caso
comentado, por razones inexplicables y cual jauría de perros hambrientos, le
saltaron al cuello acusándolo de corrupto y coimero pasando por alto que el
hospital estaba construido y en servicio.
El
episodio citado se tornó más perverso y preocupante por cuanto hasta la propia
Contraloría General de la República, supuestamente el celoso y bravo cancerbero
guardián del buen uso de los recursos del erario (que hasta la fecha continúa
guardando silencio en siete idiomas ante el brutal saqueo al erario inmerso en
la ejecución del desventurado Proyecto Alto Piura), se sumó a tan vil ataque
anunciando auditorías y controles.
¡Cuidado!
No se crea que estoy diciendo que Martín Vizcarra es la divina pomada ni nada
parecido, pero, haciendo memoria recordando varios de quienes lo antecedieron,
con franqueza, preguntémonos nosotros mismos si no es verdad que se trata de
alguien que genera confianza y tranquilidad a la ciudadanía.
La
desventurada coyuntura que venimos afrontado por la pandemia desatada,
considero, ha sido útil para confirmar que se trata de una persona seria y
responsable y, no tengo la menor duda, en contra de la opinión vertida por la
incalificable Martha Chávez, que cuando expire su mandato, la banda
presidencial cruzará el pecho de quien sea elegido.