¿MALOS AUGURIOS?
(Piura, 29 diciembre 2018)
Luis Gulman Checa
Los dimes y diretes entre los gobernadores
saliente y entrante no son una buena señal para el futuro de Piura, por cuanto, siendo el relevo legítimo e
inevitable, lo lógico, normal e ideal es que la sucesión o entrega del cargo sea abierta, franca y cordial.
El rozamiento se torna más inexplicable
porque ambos, debemos suponer, lucen la misma camiseta, no siendo otra que
el afán de servir a Piura y los piuranos poniendo a su servicio su experiencia
y capacidades, lo que, en el caso del recién elegido, Servando García, saldrá a relucir desde el primer instante,
es decir, cuando publicite a los integrantes de su equipo.
Sin duda por mi pasado como futbolista, me es
recurrente plantear comparaciones entre el compromiso firme y solidario que
hermana a los once equipistas y los, fatal y desgraciadamente, nada sólidos y
hasta discordantes (el alcalde saliente de Piura y su segundo) lazos que ¿unen?
a los políticos:
La situación general
cambiará para mejor cuando los políticos imiten a los futbolistas al ser
reemplazados: se abrazan (algunos se besan) y el saliente desea lo mejor al
reemplazante.
Imaginemos lo optimistas que estaríamos los
piuranos si, desde el pasado 09 de diciembre por la noche, ambos hubieran
celebrado juntos el feliz acontecimiento, por cuanto no de otro modo puede
calificarse el reemplazo democrático y ordenado en el desempeño de un alto
cargo de gobierno.
Analicemos un caso concreto y muy reciente:
la Inauguración del puente Eguiguren contando, como principal potaje, con la
presencia del presidente de la República. Pregunto: ¿fue invitado y asistió
quien asumirá la gobernación dentro de tres días?
Si a Reynaldo Hilbck se le hubiera olvidado
invitarlo, perdió una brillante oportunidad de mostrarse digno heredero de los
personajes de antaño, como el de su antecesor cuyo apellido lleva el puente,
personajes cuyo único norte era lograr el progreso y bien común de la mayoría
de la población, cometido que requiere, inexorablemente, el imperio de la paz y
la armonía.
Además, subliminalmente, le hubiera enviado
el siguiente mensaje:
Mira el puentecito
que estoy dejando.
A su vez, Servando García, in pectore, podría haber pensado:
Yo inauguraré el
túnel del Alto Piura.