FOMENTANDO LA DELINCUENCIA
(Piura, 30 septiembre 2020)
Luis Gulman Checa
Alguna vez usted, estimado lector, ¿ha
reflexionado respecto a las gravísimas y costosas consecuencias derivadas de la
prohibición de la producción y comercialización de drogas, como, por ejemplo,
la hoja de coca y la cocaína?
Antes de entrar en materia, filosofemos: ¿no es
verdad acaso que el albedrío deja en libertad al hombre para tomar sus propias
decisiones siempre y cuando no dañe ni interfiera con terceras personas?
Entonces, siendo ello irrebatible, ¿cuál es el
fundamento para que, arbitraria y abusivamente, se haya penado (en algunos
lugares hasta con la muerte) la producción, comercialización y uso de tan
ansiados estupefacientes, los cuales, imagino, disfrutados comedidamente, deben
ser maravillosos?
Aclaración: El suscrito jamás
fumó un cigarrillo ni, menos aún, tuvo a la vista ni disfrutó de droga alguna.
Me motiva la edición de “Correo” de la víspera
dando cuenta del desembozado tráfico de drogas en la provincia de Ayabaca con
ramificaciones en la ciudad de Sullana y la imposibilidad de las fuerzas del
orden de poner coto a la, actualmente, ilícita actividad. Ello es lógico por
cuanto, en ningún lugar de la tierra, por avanzados y desarrollados que sean
los países y, por tanto, sus organismos policiacos, ha sido ni será erradicado negocio tan lucrativo.
Como todo lo
ilegal (así como el tráfico de terrenos o la mafiosa “protección” a
obras) origina la formación de clanes, mafias o bandas sacándose los ojos entre ellas disputándose “el
mercado”, con la consiguiente proliferación de homicidios, a veces masivos,
segando la vida de inocentes. Otra nefasta consecuencia la vemos en las cárceles atiborradas, abundando
los detenidos por tráfico de drogas.
Los daños colaterales derivados de tal
penalización son enormes pero difíciles de cuantificar. Un ejemplo: ¿cuál será
el número de asquerosas manos de autoridades corrompidas por traficantes de drogas y, asimismo, a
cuánto ascenderá el monto de dinero que meten a sus bolsillos? Otro: no tengo
la menor duda que la fuerte oposición a la explotación de .los recursos
minerales de nuestra serranía es financiada por los narcotraficantes para
conservar el territorio a salvo de la irrupción de gran número de personas,
como tendrá que ocurrir, tarde o temprano, cuando tales riquezas empiecen a
explotarse, lo que dificultará sus actividades.
Finalmente, ¿acaso no es entendible hasta para
un pollino que, desaparecida la prohibición,
se esfuma el negocio y el “problema” desaparece?
¿Por qué medir con distinta vara la ludopatía y el consumo de drogas