EL AGUA REGULADA (IV)
Luis Gulman Checa
Publicada 27-08-2014 “diario El Tiempo”
El Alto Piura es la más clara demostración que
se puede y debe pagar por el AR, porque
la de allá no le ha costado ni un céntimo al Estado por estar en
el sub suelo. Sin embargo, los agricultores, por su cuenta y riesgo, perforan, equipan y operan sus pozos profundos “pagando” cada litro por
adelantado.
¿Acaso cuando un agricultor del Alto Piura
vende su producción recibe un sobre precio por el gasto extraordinario realizado para regar? Claro que no, lo que
demuestra que es perfectamente factible que todas las zonas agrícolas paguen por adelantado el AR que utilizan, igual como en el Alto
Piura.
Hubiera sido del más elemental sentido común
que los planificadores de San Lorenzo y el Chira Piura, sabiendo que tan
monumentales obras requerirían permanentemente recursos financieros para su
operación y mantenimiento, concluyeran que la fuente para generarlos era el único
bien que las mismas producirían: el AR. Entonces, ¿en qué pensaban cuando no
establecieron su justiprecio desde el inicio?
¿Qué diferencia la inversión del Estado para
disponer de AR de la realizada por una empresa cualquiera que produce, por
ejemplo, leche evaporada? Nada, ambos invirtieron dinero para producir un bien.
Sin embargo, mientras la empresa vende le leche, el Estado regala el AR.
Podría argüirse que el AR no es un regalo sino una forma de subsidio. En tal caso, si
quisiéramos ser consecuentes o más o menos equitativos, ¿por qué el Estado no
entrega gratis, por ejemplo, la energía eléctrica a viudas y discapacitados? Es fácil colegir que,
por esta vía, podríamos plantear miles de paralelismos, los cuales, de
realizarse, significarían la quiebra del
Estado.
Lo peor de regalar el AR no es el hecho en
sí, sino que, como ya dijimos, “lo que se regala se mal utiliza”. Entonces, si el agua en
general es un bien escaso que debe cuidarse, con muchísima más razón el AR que requiere una gran inversión pública. Conclusión:
la razón fundamental para que al AR se
le fije su justo valor es que se usaría eficientemente, tanto agrícola como
económicamente. Ejemplo: es un absurdo, para no emplear calificativos más
gruesos y adecuados, utilizar AR para sembrar maíz obteniendo 3,000 Kg/Ha., máxime
cuando ya en 1987, casi tres décadas atrás, la parcela demostrativa del PECHP en
Montegrande producía 12,000 Kg/Ha.