NO PERDAMOS LA ESPERANZA
(Piura, 31 diciembre 2021)
Luis Gulman Checa
Es natural que nuestras almas se encuentren
marchitas y ajadas ante los luctuosos sucesos con los que el año que termina abrumó
a todos los peruanos pensantes y de bien, habiendo sido el peor, más grave y
terrorífico; la incalificable elección a la presidencia de la República -
voluntaria, libre y democráticamente - de un individuo no solo ignaro, huachafo
e incompetente, sino, para elevar el daño al infinito, rodeado y apañado por
obvios seguidores del genocida Abimael Guzmán.
¿Acaso tal hecho no
debiera llevarnos a reflexionar respecto a que el Perú se haya en articulo mortis, es decir, listo para
sumarse a la lista de países del quinto mundo donde cunde la miseria, muerte y
caos?
Sin embargo, hecho tan desgraciado tuvo un
preámbulo y/o fue consecuencia de otra realidad vergonzante que quedó patente
cuando hubo más de veinte aspirantes a conquistar Palacio de Gobierno en la
elección que culminó confirmando al citado incapaz.
Así, imitando
a cierta fujimorista que mira con desdén a nuestros vecinos, bien podría
afirmarse lo siguiente:
Ni en Bolivia se
produjo jamás hecho tan vergonzoso.
En consecuencia, tan atroz resultado electoral
devino directamente de la sed incontenible por hacerse del poder que embriagó a
tantas “supuestas” personas de bien deseosas de darse íntegras, incluida su
propia vida, en pro del bien del Perú y los peruanos. Sin embargo, pensando mal
si queremos pensar bien, y, rememorando las últimas décadas que dejaron tanto a
expresidentes presos, procesados, huidos
y/o suicidados, como tribunales y cárceles atiborrados por
exalcaldes y exgobernadores; la fatal conclusión sería la siguiente:
Los mal llamados
políticos, a lo largo y ancho del Perú, muy mayoritariamente, cuando aspiran a
ser elegidos a un cargo público, son impulsados por su maldito afán de rapiñar
el erario para colmar sus sucios bolsillos
Siendo imposible devolver la vida a peruanos
que sí lo dieron todo por la patria, como, por ejemplo, el Gran Almirante, no
perdamos la esperanza que aún en la actualidad contamos con peruanos auténticos y dignos
émulos de nuestros héroes con los medios y armas a su alcance para eliminar, de
raíz, la atroz gangrena que viene destrozando al Perú.
¡OJALÁ ACTÚEN EN EL TÉRMINO DE LA DISTANCIA!