¿RESPONSABLES?
(Piura, 31 enero 2020)
Luis Gulman Checa
Pocos días atrás ocurrió un terrible y fatal
ACCIDENTE en Villa El Salvador, distrito limeño, ocasionando tanto occisos,
cuyo número se va incrementando día a día (21 hasta la fecha), como heridos y
grandes daños materiales afectando múltiples viviendas dejando a muchas
personas, literalmente, en la calle.
De acuerdo a los preceptos de la religión
prevalente en el Perú, la obligación ineludible e inmediata de deudos y
allegados, ante la ocurrencia de hechos como el acaecido, se reduce a lo siguiente:
Atender a los heridos,
dar cristiana sepultura a los muertos, y confortar y consolar a los deudos.
No dudo que los dos primeros pasos se dieron y
siguen dándose oportuna y eficazmente, sin embargo, las instancias competentes
de gobierno a las que, por la magnitud y características del accidente, les
compete hacer cumplir la última parte del mandato, ¿habrán honrado su deber?
A juzgar por portadas periodísticas, como, por
ejemplo, la de “Perú.21” de la fecha, debemos suponer que así ha sido y todos y
cada uno de los afectados está perfecta y confortablemente instalado y atendido
en alojamientos proveídos por la autoridad, por cuanto y supuestamente, ya
quedó cumplida la tarea/obligación inmediata quedando aptos para pasar al
siguiente nivel: el de identificar culpables.
21 MUERTOS Y NI UN
RESPONSABLE
Aún quedan 24 heridos debatiéndose entra la vida y la
muerte. Ocho son niños.
Con todo respeto pero francamente, la referida
portada es propia de un periodismo digno del quinto mundo, por cuanto, a la luz
de nuestra triste realidad, sería mil
veces más fácil hallar una aguja en un inmenso pajar ocupando un campo de
fútbol que llegar a identificar al auténtico y primigenio responsable del
terrible ACCIDENTE.
Naturalmente abundarán quienes propongan crucificar al
conductor del vehículo y/o defenestrar al alcalde distrital y/o condenar al
responsable de la empresa propietaria de la cisterna, etc., pero, considerando
la triste/endiablada situación que afronta nuestro país desde tiempos
inmemoriales, quizá debiéramos ir mucho más atrás en el tiempo:
Cuando el Generalísimo
San Martín optó porque el Perú fuera una monarquía.