SEÑORAS Y SEÑORES: MIL GRACIAS
(Piura, 29 septiembre 2022)
Luis Gulman Checa
Me dirijo a los más de veinte piuranos quienes
vienen derrochando un amor inconmensurable por su tierra al estar dispuestos a
darse íntegros (¿Siguiendo los ejemplos de José Olaya y Miguel Grau?) en pro de
convertir el infierno en que vivimos en un virtual paraíso, es decir, hacer
desaparecer las incontables lacras que nos vienen asolando, entre otras, las
siguientes:
·
La
maldita y nociva corrupción que hizo presa del Aparato Público, demostración de
lo cual, entre otras, es la interminable lista de obras que no tienen cuando
terminar, tiradas y abandonadas y, las que, estando en servicio, con fallas y
defectos sin fin.
·
La
intolerable burocratización del Aparato Público convirtiendo varios entes en
reales morgues albergando seres vivos, quienes, en la práctica, son muertos
vivientes cuyo fin es, además de rapiñar el erario, entorpecer y/o paralizar el
funcionamiento del ente que contaminan.
·
El
imperio del caos y desgobierno que cada vez alcanzan grados mayores al extremo
que bien puede decirse que la única ley existente
es la de la selva.
Sin embargo, Gracias Señor, hay entre nosotros personas
que no solo están dispuestas a enfrentar desafíos tan enormes sino arriesgan su PROPIO PECULIO desarrollando
gigantescas campañas proselitistas para hacernos conocer sus ansias
incontenibles por enfrentarse a la no tan virtual jauría de hienas hambrientas
que deberán volatilizar tan luego sean aupadas al poder por nuestros votos, lo
cual, si queremos ser justos, los hace merecedores de ser considerados héroes o
mártires por los piuranos de bien.
En resumen, si queremos ser justos, debemos
felicitarnos por la suerte que tenemos, pues, la valentía y el desapego a las
cosas materiales exhibida por todas estas personas, nos deben hacer recapacitar
que nuestra tierra aún puede salvarse deteniendo su camino al figurado
precipicio al que nos han venido empujando tantos de sus predecesores, pues,
los actuales candidatos, reitero, por sus desmedidos esfuerzos desplegados para
tomar el poder, nos han devuelto fe y esperanza en que el futuro pinta
venturoso.
Pregunta final para usted, estimado lector:
¿Sátira o realidad?