POLICÍAS: TOMANDO EL RÁBANO POR LAS HOJAS
(27 febrero del 2015)
Luis Gulman Checa
Cuando se rompe una tubería que transporta petróleo
de una plataforma marina hacia la costa,
qué recomienda el sentido común, ¿dirigir los esfuerzos a recoger el petróleo
del mar o cerrar la fuente contaminadora para evitar se magnifique el daño?
Obviamente, lo primero es parar la fuga de petróleo y, luego, recoger el que
quedó en el mar.
Lo mismo sucede con la Inseguridad Ciudadana,
la que se incrementa, quizá geométricamente, conforme se multiplica la
población en las urbes a consecuencia de la masiva migración “del campo a la
ciudad”. Entonces, incrementar policías es equiparable a recoger y/o eliminar
el petróleo derramado sin hacer nada por parar, evitar, detener o frenar la
citada migración.
La otra medida lógica, si este afluir fuera
imposible de detener o amenguar, tendría que ser diseñar mecanismos que generen
empleo, por cuanto, tampoco hay que ser un genio para saber que, en gran medida,
la delincuencia es hija de la falta de oportunidades que permitan comportarse
como una persona normal.
Pocos días atrás fuimos informados que, en la
ciudad de Piura, había 200 o 300 mil personas que carecían del servicio de agua
y desagüe, es decir, sus condiciones de vida son deplorables, pudiendo afirmar
sin temor a equivocarme, que en sus lugares de origen estaban mejor, salvo,
cuando por diversos hechos acaecidos, desde la Reforma Agraria en adelante,
para muchos fue imposible continuar en sus hábitats naturales viéndose
obligados a migrar a la costa. Entonces, ¿qué personas se van a formar entre
aquellos grupos humanos asolados por todas las carencias imaginables?
Digresión: Meses atrás, conversando con un
cajamarquino con quien coincidíamos por asuntos laborales, comentó que su
tierra, antes del boom minero desatado en los 90, había sufrido de masiva
migración por falta de oportunidades,
pero que, a consecuencia de la citada bonanza, el retorno de los migrantes, desperdigados por el país e, incluso, el
extranjero, había sido masivo.
Pregunto, ¿qué sucedería en nuestra serranía,
Ayabaca y Huancabamba, si, por ejemplo, digo no más, se desatara un boom minero
como el sucedido en Cajamarca, a raíz de
la puesta en explotación de los yacimientos probados de Río Blanco, lo que, necesariamente
implicaría construir modernas vías de comunicación uniendo dichas apartadas,
olvidadas y maltratadas provincias con la costa?