CRISIS DE CREDIBILIDAD

Luis Gulman Checa

A contrapelo de la cacareada bonanza sobre la que navega nuestra macro economía, que lleva al Presidente de la República a vanagloriarse por gobernar el mejor país del mundo, incluso a salvo de cualquier hecatombe que pudiera abatirse sobre la economía global, gracias al brillante y prudente manejo que se viene haciendo de la nuestra, ¿olvidando que vivimos de la exportación de materias primas cuyos precios no controlamos?; la realidad es que el caos, tanto político como administrativo - generado por la desenfrenada corrupción -, cada día entierra más profundamente sus garras a lo largo y ancho de nuestro maltratado y permanentemente expoliado Perú.

Grandes responsables por lo que venimos sufriendo son la hipocresía y la “media verdad” que han echado raíces en los medios y en la clase política al referirse a la corrupción. Así, optan por el cálculo electorero antes que denunciarla con pelos y señales, evitando destruir a los perpetradores. Por ello, en vez de andarse con tapujos y ambages, deberían sacar a la luz cada ilegalidad identificando a los responsables por su nombre, dejando de lado el acomodo politiquero para evitar que los escándalos continúen multiplicándose.

Esta actitud casi generalizada siembra cada vez más entre la ciudadanía la sensación de que toda la clase política está corrompida, razón por la que, quienes por ahora no disfrutan del poder, tratan a los gobernantes de turno con guantes de seda para que el statu quo permanezca tal cual, situación que les permitiría también a ellos, aunque tengan que esperar su turno, acceder al poder estableciendo sus propias cadenas de corrupción para enriquecerse a costa del dinero de todos los peruanos, incluidos los más necesitados y desamparados.

Un claro ejemplo de hipocresía: ¿habrá un solo peruano que considere a Vladimiro Montesinos el “inventor” de la corrupción en el Perú? Sin embargo, ha sido acuñada la frase “tácticas montesinistas” para calificar cuanta inconducta se perpetra, como si fuera un hecho que, antes del “Doc”, el Perú hubiera sido un paraíso poblado por seres probos, puros e inmaculados, cuando nuestra historia está plagada de ejemplos demostrativos de que, precisamente tales virtudes, generalmente, fueron las que más escasearon entre nuestros gobernantes.

Consideremos el indulto concedido a José Enrique Crousillat que significó la decapitación política de Aurelio Pastor, ex ministro de Justicia, además de otros funcionarios apristas de rango inferior. ¿Habrá algún peruano que no tenga la absoluta certeza que el tema fue decidido por el mismísimo Alan García? Sin embargo luego de la inicial aceptación de la decisión presidencial, habida cuenta la edad y mala salud del indultado, cuando éste hizo público su afán por recuperar América TV, recién los medios y políticos se lanzaron contra el indulto y el indultado, pero, eso sí, cuidándose de no tocar ni con el pétalo de una rosa a AGP, ¿protegiéndolo? culpando a terceros que, obviamente, cumplieron órdenes.

Otro caso que refuerza lo planteado es lo que merece calificarse como el “Robo del Siglo”, perpetrado por funcionarios de la Municipalidad de Lima triangulando con la acreencia de Relima y la fantasmal Comunicore. Este latrocinio, analizado y descrito al detalle por el diario PERÜ.21, que debió tener el efecto de una bomba atómica en el país, no ha merecido respuesta alguna de instituciones que, supuestamente, nos garantizan que en el Perú imperan la ley y el orden, como, por ejemplo, el Ministerio Público y Contraloría General.

No obstante, y ratificando la falta de una clara línea de conducta en medios y políticos, el mismo diario que ventiló públicamente las corruptelas en la citada MPL, calla en todos los tonos cuando se trata de la pestilente corrupción que infecta la ejecución del proyecto Olmos. ¿Por qué será? No tengo la menor idea, pero sí creo que los corruptos deben medirse con la misma vara, por lo que tenemos el derecho de dudar de quienes actúan como auténticos Catones contra unos mientras aplican paños tibios a otros.

Como será imposible que este enrarecido y deprimente panorama se torne en otro limpio, claro y resplandeciente de aquí al próximo tres de octubre, cuando deberemos elegir autoridades locales y regionales; roguemos a Dios y todos los Santos que nos iluminen al momento de depositar nuestros votos, para que, dentro de lo posible, elijamos autoridades con verdadera vocación por elevar el nivel de vida de la ciudadanía a través del desarrollo sostenido y sustentable.

Piura, 10 mayo del 2010.
(Publicado en Diario El Tiempo, 11 mayo del 2010.)