LAMENTABLE SITUACIÓN POST ELECTORAL
(22 octubre 2014)
Luis Gulman Checa
Bien mirados, los disturbios producidos ante
algunos resultados electorales, nos deben hacer concluir que, muchos
candidatos, más que imbuidos por el afán de servir a “sus pueblos”, están
ávidos por acceder a manejar dineros públicos. ¿Por qué razón? Saque usted sus
conclusiones, estimado lector.
Los hechos producidos en Ayabaca, se supone
en protesta por la tercera elección consecutiva como alcalde provincial del
señor Humberto Marchena, deben llevarnos a la conclusión que alguno, algunos
y/o todos los perdedores, están indignados al considerar abusivo que una sola
persona se mantenga durante tantos años, según ellos, “manejando los recursos
de la municipalidad”, cuando lo correcto sería que otros “distinguidos”
ciudadanos ayabaquinos también deberían tener la oportunidad de “sacrificarse” por sus
paisanos.
Precisado este punto, merecen comentarse los
actos vandálicos y claramente delincuenciales producidos en esa ciudad, con
destrucción de bienes públicos y privados, durante los cuales, increíblemente, no
hubo ningún muerto. Ojo con las malas
interpretaciones, pues no se trata de que el suscrito reclame porque no
quedaron cadáveres regados por las calles, sino que, los revoltosos, haciendo
uso de su libre albedrío, hicieron los méritos para ser repelidos por la
policía empleando los medios adecuados a la provocación: sus armas de fuego.
Últimamente, casi diariamente, aparecen
noticias informando que uno o varios delincuentes fueron abatidos por la PNP en
pleno y legal ejercicio de sus atribuciones: mantener el orden público, lo que
implica reprimir a quienes atentan contra el mismo.
¿Qué diferencia a una gavilla de delincuentes
que ingresa a robar dinero en algún lugar público, y que, al abandonarlo, son
sorprendidos por la policía y cazados a balazos, de los energúmenos que,
actuando igual o peor que los citados occisos, han perpetrado tremendos
desmanes en Ayabaca sin razón ni justificación alguna?
Entonces, si la policía va a continuar
tratando con “guante de seda” actitudes delincuenciales como la comentada,
únicamente porque los autores, en vez de unos pocos, son una manada; podemos avizorar
que, al irse el orden público por el desagüe, el país en su conjunto tomará la
misma vía.
Esperemos que, una vez definido el resultado
en Tambogrande, donde se produjo un virtual empate aunque tendrá que haber un ganador; no se susciten
hechos similares a los comentados por parte de la facción perdedora aduciendo
el manido argumento del “fraude electoral”.