COCA IMPARABLE

Luis Gulman Checa

(25.08.2014)

Otra vez la prensa llena sus portadas informándonos de un alijo de cocaína descubierto en un barco transportando bananas a Holanda. En los próximos días, como es habitual, seguirán lloviendo noticias similares provenientes del ámbito nacional y ni siquiera 100 Ministros como el ubicuo, activo y simpático Daniel Urresti, podrían cambiar esta realidad. ¡Qué digo! Ni el mismísimo Espíritu Santo, puesto al frente de la “Lucha Contra las Drogas”, tendría la menor posibilidad de acabar con semejante “flagelo”, como dicen los entendidos.

Entonces, se dirá usted, estimado lector, ¡este problema no tiene solución! Efectivamente, de mantenerse la situación tal cual, podrán pasar mil años y nadie podrá arreglarlo por una sencilla razón: genera tanto dinero que “rompe” todas las manos, habidas y por haber, obligadas a “luchar” por su extinción.

Sin embargo, la solución es simplísima y creo que hasta un pollino, de los auténticos de cuatro patas, sería capaz de dar con ella: “DEPENALIZAR LAS DROGAS, TODAS LAS DROGAS”. ¿Qué significa ello? Simplemente que así como ahora todos somos libres de meternos entre pecho y espalda lo que se nos ocurra, por malo que sea para nuestra salud, el que lo desee podrá consumir la droga que fuere en la cantidad que desee.

Quizá parecerá irónico, pero, ¿acaso la Constitución no garantiza la libertad absoluta de los individuos, siempre y cuando no atente contra la del vecino? Entonces, ¿quién se tomó la atribución de decidir por otros si una pequeña dosis diaria, semanal o mensual (no la conozco ni por fotografía) de cocaína, es más dañina que zamparse seis cervezas o media botella de ron cada día, lo cual sí es perfectamente legal?

Y los cigarrillos, las carnes rojas, las menudencias y el café, entre otros “venenos” para el organismo, no han sido satanizados por atentatorios contra la salud de los humanos. Entonces, ¿qué se espera para ponerle cortapisas a su consumo en salvaguarda de la salud de las personas? Nunca veremos ello por cuanto por ahí no habrá recursos para “romper” manos.

En mi opinión, la única razón por la que las drogas no se despenalizan es porque las “manos rotas” se encuentran repartidas en todos los estamentos de nuestra sociedad, desde la cúspide hasta la base de la famosa pirámide, por lo que no  conviene “matar” tan próspero negocio.