FÚTBOL: VENDEDORES DE HUMO

(Piura, 18 noviembre del 2015)

Luis Gulman Checa

Me refiero a los cronistas/comentaristas deportivos que  anoche, por televisión,  y hoy, a través de los medios escritos, nos pintaron un estado de duelo nacional casi del nivel que, con toda justificación, embargó pocos días atrás a la ciudadanía francesa y al mundo civilizado.

¿Cuál había sido nuestra desgracia?

Que la selección nacional de fútbol del Brasil, el “Scracht”, jugando de local en Bahía, superó a nuestra selección por 3 goles a cero.

Para ilustrar a todas estos individuos que se ganan la vida perorando adefesios del amanecer al anochecer, les hago recordar que el Scracht jamás perdió de local partido alguno disputado por las clasificatorias a los mundiales, ergo, no tiene nada de raro ni es un baldón para la rojiblanca el lógico, natural y esperado triunfo que logró ayer sobre nuestra representación.

¿Creen acaso, estas desubicadas personas, que el relato bíblico de David derrotando a Goliat - que debe entenderse como una alegoría - puede darse en la vida real a cada rato? No joroben. Eso, en el fútbol, se ve muy de vez en cuando, como, por ejemplo, sucedió en el sudamericano de 1957 en Lima cuando Colombia (que había encajado 09 de Brasil y 07 de  Argentina), derrotó por 1 a 0 a Uruguay, que venía de ser semifinalista en el mundial de Suiza de 1954.

Además, se supone que estas personas deben ser objetivas, es decir, ceñir sus apreciaciones a los hechos. ¿Y cuáles fueron tales? Entre otros, que Garrincha ha resucitado pero ahora le dicen William. ¿Recuerdan a Garrincha? Si lo hubieran olvidado, fue aquél puntero derecho responsable de que Brasil fuera campeón mundial en 1958 y 1962. Pero eso no fue todo, pues apareció otro fenómeno que no sé hasta dónde ira a llegar llamado Douglas Costa. Sí, el mismo que se filtró por la línea del área dejando regados a los nuestros propiciando el segundo gol.

En mi condición de comentarista amateur daré mi opinión sobre el “Fenómeno”, el “Depredador”, Paolo Guerrero, a través de una pregunta: ¿Jugó anoche? Porque si bien estuvo en el campo todo el parrido dio pena, marcando el clímax de su ineptitud y/o carencia de calidad la clara ocasión que tuvo de anotar cuando el balón rebotó en William y le quedó servido justo para convertir pero, reitero, le faltó ese atributo de los grandes. Creo que Pizarro sí la metía.




Otro tema para reflexionar es el llamado biotipo o contextura física: talla, peso, agilidad, velocidad. Mientras los brasileros parecían funcionar con motores fuera de borda de 150 HP, los nuestros aparentaban disponer solo de 40 HP.

¿Quién, en su sano juicio, puede aspirar a que Yotún (que le llega al hombro y pesa 25 kilos menos) borre del campo a William quien bien podría correr 100 metros planos en las Olimpiadas?

Solo un desquiciado. Entonces, si ello es así:

¿Acaso no deberíamos agradecer al Altísimo porque solo fueron tres?

Finalmente, reitero: la situación no es desesperada, sin embargo, habría que silenciar a los opinólogos quienes, sembrando falsas expectativas, hacen mucho daño al engañar al público desavisado.