SEGURIDAD CIUDADANA: ¿CANTIDAD O CALIDAD?
Piura, 17 noviembre 2015
Luis Gulman Checa
Me refiero, obviamente, al cacareado y
reiterado reclamo de nuestros “representantes” exigiendo incrementar el número
de miembros de la PNP en nuestro departamento al ser evidente que,
comparativamente con otros, deberíamos contar con más de los que tenemos.
El reclamo es justo y necesario al ser
evidente que los policías brillan por su ausencia en todas partes y a toda hora, razón
por la que la pléyade de energúmenos que se incrementa sin cesar hace de las
suyas sin orden ni control sembrando el caos al interior de la ciudad.
Sin embargo, un límite a dilucidar es el que
marca las tareas de los Serenos Municipales y los miembros de la PNP. Por
ejemplo, el día de ayer al medio día por la cuadra 05 de la calle Lima - la más
emblemática de la ciudad - circulaba un vendedor ambulante, en este caso de
uva, con su triciclo vociferando con
potente megáfono ofertando su producto. Otro: al frente de una “universidad”
ubicada a pocos metros de la Plaza de Armas (el responsable de la
administración municipal que le concedió la licencia debería estar entre rejas)
en la calle Libertad, en plena vereda e impidiendo la circulación de los
peatones, se instala un ambulante ofreciendo fruta y otros productos. Pregunto:
A quién compete
cortar con estas violaciones del orden/seguridad pública, ¿al Serenazgo o a la
PNP?
Ahora vayamos a lo medular referido a
cantidad o calidad. Pregunto:
Para ubicar,
identificar y detener a las llamadas bandas y/u organizaciones delincuenciales,
conformadas por personas de toda laya, alcurnia
y religión, ¿se requiere disponer de cientos de policías o de pequeños
equipos de policías y fiscales honestos, preparados y con los cojones en su
sitio?
Revisemos
la historia para confirmar que la calidad prima sobre la cantidad:
¿Acaso no es verdad que tanto al súper gánster Al Capone
como al criminal Sendero Luminoso, los desarticularon encanando a los
cabecillas equipos conformados por media docena de personas?
Miremos lo que sucede en el mundo donde está
quedando claro que nadie tiene corona, como lo demuestra dos hechos notorios:
Tanto la Infanta
Cristina de España como un cura de la curia romana son reos y, en el caso del
segundo, está en cana.
Sin embargo, acá seguiremos sin remedio
yéndonos cada vez más profundamente al hoyo mientras sigamos con nuestra
mentalidad. Al respecto, referiré lo que me expreso, poco tiempo atrás, un
distinguido abogado.
La persona más
influyente en el Poder Judicial es el Arzobispo.
Imagínense cómo estamos. Evidentemente
seguimos en la época de la Colonia.
Señores Magistrados, infórmense, pónganse al
día:
El Vaticano está
enviando curas a la cárcel.