LA OTRA CARA DE LA MONEDA
(Piura, 18 diciembre 2021)
Luis Gulman Checa
Ayer concurrí a la clausura del año escolar del
Colegio María Montessori por cuanto mi nieto, Diego, concluía sus estudios y,
contemplando el hermoso y amplio complejo en que devino comprendiendo tres
lotes de la antigua urbanización del Country Club, me vino a la mente que, en contraposición
al tema abordado en mi artículo anterior sobre el desilusionante desempeño de
Alan García al ocupar la presidencia de la República; éste es un magnífico
ejemplo de que el trabajo serio, inteligente y honesto, permite grandes logros.
Ninguna de las dos señoras gestoras de tan gran
emprendimiento ocupó, previamente, ningún cargo público. Es decir, lo que ahora
vemos no fue fruto de haber rapiñado el erario (como tantas súbitas riquezas).
Tampoco recibieron ninguna prebenda o regalo de terrenos ni, menos aún,
exoneraciones del Estado sobre pago de impuestos. Es decir, lo que lograron en
más de cuatro décadas, no carga sobre sí mancha ni estigma alguno al ser,
reitero, justa recompensa al esfuerzo serio y honesto.
Su partida de nacimiento se inscribió en un
pequeño garaje acogiendo unos cuantos infantes; posteriormente, tras constituir
una modesta sociedad con S/. 160,000.00 de capital social, construyó su local
en un terreno del Parque Quiñónez y, al poco tiempo, triplicaron el área
adquiriendo dos terrenos adyacentes. Luego, preocupadas por el futuro de sus
alumnos que concluían la educación inicial, tomaron en alquiler un inmueble en
la ya citada urbanización para impartir educación primaria.
Como los terrenos vecinos al inmueble eran
baldíos, adquirieron el adyacente tras ser rematado por un Banco, mientras el
siguiente, propiedad del Banco Wiese lo compraron directamente. Obviamente, el
inmueble alquilado, transcurrido un tiempo, también lo adquirieron.
Por esos tiempos fue necesario incrementar el
capital social por lo que aportaron US $ 10,000.00 cada una de ellas. Así,
entonces, teniendo en cuenta los montos citados frente al valor actual del
colegio (también cuenta con su propio pozo profundo de última generación para
abastecerse de agua); es fácil llegar a la conclusión que el trabajo digno y
honrado es el mejor camino a seguir.
Sin embargo, más allá de los logros económicos,
no dudo que lo llena de orgullo y satisfacción a las señoras es contemplar los
miles de chicos y chicas que pasaron por sus aulas donde fueron acogidos por
profesores realmente comprometidos con su tarea imbuyéndolos de principios e
ideas que les vienen permitiendo comportarse como personas y ciudadanos de
bien.
Mis respetos y
felicitación para ambas.