¿POR QUÉ VIÑAS NO Y SIMON SÍ?
(12 mayo 2014)
Luis Gulman Checa
Adelantando que de terrorista (SL o MRTA) no
tengo ni un pelo, considero odiosa e injustificada la
discriminación contra el señor presidente regional de Tumbes, don Gerardo Viñas
Dioses, frente al trato dispensado a Yehude Simon Munaro, habiendo sido ambos condenados por terrorismo. Para agravar trato
tan injusto, la sentencia del barbado congresista fue más severa.
El soberano, generalmente caprichoso y
difícil de entender, libre y democráticamente encumbró a ambos como gobernantes de sus respectivas
regiones en períodos distintos. Simon no solo fue reelegido sino asumió como
Primer Ministro durante el último mandato de García Pérez y, actualmente, es
congresista de la República. Durante todos estos años, desde que abandonó la cárcel, no he visto ni oído
ninguna mención haciendo referencia a su pasado como miembro activo del MRTA, razón de su
condena.
Sin embargo, y en contraposición con la
consideración hacia Simon, ahora, cuando se está especulando respecto a que la
gestión del señor Viñas no estaría
encuadrada en los parámetros del
buen gobierno y uso adecuado de recursos
públicos; cual jauría de lobos surgen gritos acusadores echándole en cara su condena,
lo que no sería ético ni legal, por cuanto, se supone, una vez cumplida la pena
impuesta a quien delinquió quedó saldada su deuda con la sociedad y está apto
para desempeñarse donde fuere.
Prueba irrefutable de lo afirmado ut supra, la tenemos en Simon Munaro.
Entonces, si un condenado por terrorismo por
haber integrado el MRTA, como Simon Munaro, ha ocupado tan altos cargos, ¿cómo
puede hacerse un escándalo porque algunos ex condenados, con penas mucho
menores que la aplicada a aquél, cumplan
funciones en el gobierno regional de
Tumbes, si, así como él, ya pagaron su
deuda a la sociedad?
Ahora bien, si fuera que el ataque se fundara en los supuestos latrocinios que el señor Viñas estaría
perpetrando en su gestión; se ratificaría el trato discriminatorio por cuanto
Simon Munaro fue el responsable y operador principal de la que, el suscrito, el
año 2004, calificó como Concesión Mafiosa de Olmos, turbio procedimiento que
esquilmó al Estado tal cantidad de dinero que, lo que supuestamente habría
malversado o robado el señor Viñas, sería un monto propio de pirañitas callejeros.