SOBRE GATOS Y RATONES
(30 abril del 2014)

Luis Gulman Checa

Es sabido que la más barata, sana y práctica  manera de eliminar una plaga de ratones es instalar un gato o gata en el área infestada. Esta verdad es indiscutible y ha sido mil veces demostrada, pudiendo dar fe personal de ello porque la medida funcionó de maravilla en un establo lechero que conduje por décadas.

Cuando nos informamos de las noticias y, en el entendido que fueran ciertas y no meras exageraciones para promocionar ventas o audiencia, según sea el caso; resulta obvio que el aparato público sufre una grave infestación de “ratones” o, según  el volumen de los latrocinios, “ratas”.

También está  claro que las medidas para controlar tales plagas  - hasta ahora adoptadas o promulgadas, habida cuenta que   lejos de disminuir aumentan - no están rindiendo los frutos esperados y la ciudadanía se sigue perjudicando  permanentemente Entonces, queda claro que ni la difusión de los hechos, ni las denuncias de los “catones” de turno,  ni las acciones de control ni, menos aún las investigaciones del Ministerio Público ni las sanciones dictadas por el Poder Judicial; lograrán  erradicar esta infestación atentatoria contra nuestro desarrollo y bienestar.

Siendo tal la situación, ¿qué deberíamos hacer?

La solución es sumamente simple: Preocupémonos para que al frente de cada organismo público dirigido por quien nosotros elijamos, haya un gato o una gata.

Definición del félido en su acepción de funcionario:

a)    Persona que considere una propuesta para coimearlo como un insulto semejante a que  acusaran a su progenitora  de ser una mujer deshonesta, siendo en realidad  santa  y fiel.

b)    Odiar, sin medida ni conmiseración, a cualquier persona que se embolsique, sea a través de la artimaña que fuere, dinero del erario. Ejemplo: pedir  pena de muerte para los malditos que se enriquecen a través de peculados con recursos destinados al “vaso de leche”, entre muchos otros ejemplos similares.

c)    Una vez aupado en el cargo, borrar de su mente compadrazgos, parentelas, auspiciadores de su campaña (se supone lo hicieron por amor a la patria), ayayeros y, también, cualquier relación que podría hacerlo mal gastar aunque fuera un centavo del presupuesto a su cargo.

d)    Para que no quede duda alguna respecto de las características del gato(a) funcionario(a) enemigo(a) mortal de ratas y ratones, en el caso supuesto que su cónyuge  le pidiera emplear a un hermano (generalmente vago e inútil) que anda “pateando latas”; en el acto debería mudarse y quitarle el habla no menos de un  año, por haberse atrevido a sugerirle perpetrar un latrocinio en contra del Estado.

Continúe usted, estimado lector(a).