SEÑOR: HAZ SONAR EL SILBATO
(Piura, 19 septiembre 2022)
Luis Gulman Checa
Poniéndole
fin al vergonzoso espectáculo que vienen proyectando al mundo los
incalificables que, criminalmente, aupamos al poder.
¡Te pedimos perdón de
rodillas por habernos clavado el puñal nosotros mismos, es decir, por haber
cometido suicidio!
Entendiendo que no puedes enviar tus huestes
celestiales para lanzar al infierno a todos quienes vienen asolando y saqueando
nuestro ya maltratado país, saqueo que ya alcanzó niveles indescriptibles, al
extremo que bien puede afirmarse se encuentra al borde del abismo; sin embargo,
sí te es muy fácil disponer que quienes tienen en sus manos la tarea de preservar
nuestra integridad y bienestar ante toda clase de amenazas cerniéndose sobre
nuestras cabezas con el evidente fin de degollarnos, los hombres de uniforme, entre
quienes, no lo dudo, habrá algunos dignos seguidores de personajes como Miguel Grau y Federico Bolognesi,
entre tantos otros; los motives, tan igual como hiciste con Moisés, para que
abandonen el criminal letargo en el que permanecen
sumidos y saquen los tanques de guerra, coloquen los aviones en posición de
despegue y alineen las naves con los cañones listos a disparar, figuradamente, a
las covachas en las que se guarecen los maleantes aupados.
Igualmente, Señor, es imprescindible ilumines
las mentes de tantas personas que, evidentemente, jamás leyeron ni una página
de la Biblia, pues, de haberlo hecho, no desplegarían tanto esfuerzo y
dedicación en defender la vida de tantos que, teniendo apariencia humana, son verdaderos
engendros de Satanás, prueba irrefutable de lo cual es que matan, violan, roban
y cometen toda clase de crímenes zurrándose en la vida y bienestar del prójimo.
Entonces, Señor, ¿acaso no deviene en criminal que, quienes tienen en sus manos
el deber de preservar el orden, en todo el sentido del término, en vez de
administrarle a tales engendros la “medicina” que les corresponde, los cobijan,
alimentan y mantienen saludables malgastando el dinero del erario que debiera
destinarse a fines distintos para favorecer el bienestar general?
¿Acaso no es sagrado deber matar a un perro
rabioso por cuanto sus mordiscos implicarían la muerte de seres humanos?
Entonces, Señor, preguntémonos si los malditos señalados líneas arriba, los
engendros da Satanás, no son tan o más dañinos y peligrosos que un perro
sarnoso.
No olvidemos que morir es tan natural como
nacer y todos los seres humanos pasaremos por ambas situaciones. Así, considero antinatural mantener con vida a
quien, reitero, siendo un monstruo con apariencia humana, constituye un
permanente peligro para la existencia de las personas de bien.
Señor, no permitas que a uno de tales
defensores de lo indefendible, una bestia viole una de sus nietas de solo
CUATRO AÑITOS.