GRACIAS SEÑOR

 

(Piura, 04 febrero 2023)

 

Luis Gulman Checa

 

Gran noticia la desaparición del panorama del irracional adelanto de elecciones, pues, si no estoy errado, tanto el impresentable y suicidado Pedro Castillo como la actual presidenta, Dina Boluarte, asumieron sus cargos tras un proceso electoral ajustado a la Constitución y las leyes vigentes y en plena vigencia de la más irrestricta democracia. Entonces, siendo tales hechos innegables, preguntémonos:

 

¿Por qué diablos había que convocar a elecciones?

 

Miremos e imitemos cómo se desarrollan los hechos en los países auténticos, por ejemplo, los Estados Unidos de América. Recordemos. Cuando el presidente Kennedy fue asesinado, al instante el vicepresidente Johnson juramentó el cargo culminando el período para el que fue  electo el occiso. Entonces, volviendo a nuestra tierra,  Pedro Castillo, figurado occiso tras similar suicidio, tenía que ser reemplazado por quien fungiera de vicepresidente, en este caso, Dina Boluarte quien tras juramentar (tan igual como lo hizo Johnson) TIENE QUE CULMINAR EL PERÍODO para el que fue electo el innombrable.

 

Si continuamos razonando concluiríamos que la desgraciada y maldita elección del “suicidado” fue consecuencia de que tal proceso estableció el récord Guinness del número de participantes. Entonces, de haberse concretado el pretendido adelanto de elecciones el número de candidatos, en atención al número de ¿partidos? en proceso de inscripción,  hubiera llegado a la treintena  corriendo el peligro  que el elegido  nos hubiera hecho pensar que Pedro Castillo merecía el premio Nobel a la lucidez y honradez.

 

Otro factor a considerar es que los procesos electorales no son financiados por el Espíritu Santo sino que los recursos salen del erario, es decir, de los fondos propiedad de todos los peruanos, y, para peor, no equivalen a una peseta sino se requiere UN HUEVO DE PLATA.

 

Finalmente, está más claro que el agua que es imprescindible, antes de llevar a cabo el próximo proceso electoral, modificar las normas vigentes que los regulan. ¿Por qué? Por cuanto hasta un ciego puede ver que tras cada uno de los llevados a cabo las últimas décadas los elegidos han sido cada vez más impresentables, aclarando que no me refiero solo al jefe del Ejecutivo y los miembros del Congreso sino a elegidos en todas las instancias de gobierno: gobernadores y alcaldes provinciales y distritales.

 

Una vez más, insto a las mujeres peruanas a manifestar públicamente  su decidido apoyo a la gestión de Dina Boluarte, más aún cuando en los últimos tiempos el Perú viene siendo asolado por una maldita y atroz pandemia: LA CORRUPCIÓN. Ruego a Dios Dina blanda el sable que la decapite.