CUENCAS CIEGAS: ¿CULPA DE QUIÉN?

 

(Piura, 26 agosto 2023)

 

Luis Gulman Checa

 

Tal concepto define los desarrollos urbanos en depresiones del terreno carentes de drenaje natural. Así, entonces, cuando llueve el agua queda almacenada de modo que pistas e inmuebles son anegados.

 

Entonces, lo primero que debiéramos preguntarnos es cómo fue posible construir en tales zonas cuando previo a realizar cualquier desarrollo de esta naturaleza OBLIGATORIAMENTE se requiere contar con la Licencia Municipal.

 

Sin embargo, estando a la vista tales engendros debemos concluir que se deben a una de dos razones: La municipalidad los autorizó o  se llevaron a cabo sin la debida licencia, lo cual, según la ley, acarrearía su demolición.

 

Si hubieran contado con la debida licencia debiéramos abocarnos a determinar qué administración municipal fue la responsable del desarrollo de cada uno de ellos, lo que permitiría ubicar en el lugar que le corresponde, el cielo o el infierno, al respectivo alcalde.

 

Sea una u otra la razón de su existencia, queda evidenciado que en Piura, desde décadas atrás, impera la “ley de la selva”, es decir, la autoridad estuvo “pintada en la pared” permitiendo que muchos incalificables hicieran lo que les dio la gana o nos convertimos en una manda de salvajes  imposible de manejar.

 

Cambiando de cristal y dirigiendo la mirada al caótico tránsito vehicular,  salta a la vista  que en nuestra ciudad jamás se tomó consciencia del concepto Urbanismo, definido como planificación urbana, pues, de haber estado presente no existirían los innumerables “cuellos de botella” o tremendos atracones vehiculares por cuanto el desarrollo de la ciudad se llevó a cabo sin considerar las adecuadas y suficientes vías de comunicación.

 

Ejemplo notable del citado descalabro es el desarrollo inmobiliario de Los Ejidos, aguas arriba de la ciudad de Piura en la margen derecha del río, no solo por la congestión generada por una simple y única vía sino por la interminable serie de rompemuelles, obviamente dispuestos u ordenados por uno o varios deficientes mentales. Sin embargo, lo que agrava la triste situación de nuestra ciudad, es que pasan los años y no aparece un “redentor” que remedie tal estupidez.

 

Pero, para peor, ello es el menor de los males presentes en esa zona, pues, la serie de “callejones” por los que deben movilizarse los propietarios de inmuebles de primer nivel, son prueba ineludible que en Piura reina el CAOS TOTAL.

 

Roguemos para que en el próximo proceso electoral haya en Piura un candidato del nivel de “Porky”, alcalde de Lima, descartando la recua de ignaros ansiando mamar de la ubre pública además de otros apetitos.