JUVENTUD ¿DIVINO TESORO?

JUVENTUD: ¿DIVINO TESORO?

Luis Gulman Checa

La trágica e injustificable muerte de la joven contadora María Paola Vargas, de tan sólo 25 años de edad, presuntamente asesinada por un delincuente camuflado de hincha del más popular equipo de fútbol del país, quien la habría arrojado al pavimento desde una Coaster en marcha porque no se dejó robar su cartera y teléfono celular; ojalá sea la gota que colme el vaso de nuestra incuria frente al constante deterioro de la juventud peruana, tomando consciencia de la urgencia de enfrentar esta grave amenaza para el futuro.

Si ahora lamentamos la muerte de María Paola, sintiendo casi en carne propia el dolor que afligirá a sus padres, parientes y amigos cercanos; pensemos que de continuar indiferentes ante el peligro de que buena parte de nuestra juventud siga el camino torcido, bien podría suceder que en el futuro cercano la víctima sea una persona cuya muerte nos haga sufrir como ahora lo hacen otras personas.

El espectáculo observado en los estadios de fútbol peruanos revela que los avances tecnológicos, especialmente en comunicaciones, nos traen “carne y hueso”, pues las llamadas barras bravas, en la práctica conformadas por cuasi delincuentes, son copia fiel de lo que años atrás se produjo en Europa, en países auténticos, y aquí se difundió gracias a la TV. Sin embargo, mientras allá le pusieron coto en el término de la distancia y ahora sus estadios generan envidia porque los campos de juego ni siquiera están cercados, en el Perú, estos “barristas”, siguen haciendo de las suyas sembrando terror y zozobra, debiendo ser tal la razón principal del ausentismo en las graderías.

Deberíamos invocar a las autoridades nacionales que, cuando se aboquen a enfocar los problemas que nos aquejan por la falta de seguridad en general, dejen de lado consideraciones sobre el efecto que las medidas por adoptar tengan sobre la inflación o el PBI, por cuanto, ¿de qué valdría nuestra formidable bonanza económica, o ser el país más solicitado por los grandes inversores mundiales para sembrar acá sus millones; si nuestros jóvenes de bien ni siquiera pueden circular libre y tranquilamente por calles y plazas del país, como lo demuestran las cotidianas informaciones sobre asesinatos ocasionados por pandilleros?

Por lógica elemental debería ser el Congreso Nacional el vientre que debiera alumbrar las medidas que permitan tornar al camino correcto a nuestros jóvenes, pero, desgraciadamente, al haberse hundido el Primer Poder del Estado en un pozo insondable de descrédito, tendremos que rumiar nuestra impotencia hasta las próximas elecciones, rogando a todos los Santos nos brinden uno digno y respetable a partir del 28 de julio del 2011. No obstante, antes que estas Benditas Criaturas hagan su trabajo, los partidos deberán ofertar personas idóneas.



No puedo terminar sin formular una reflexión respecto a cómo fuimos educados los jóvenes de mi generación (en Colegio Nacional) en comparación con lo que reciben los de hogaño. Al margen del brutal deterioro de las condiciones generales del estudiantado - mientras nuestro horario era de 8.00 a 12.00 y de 3.00 a 6.00, ahora, el mismo C.N., soporta tres turnos: mañana, tarde y noche -; estoy seguro que fuimos bendecidos con dos cursos irracionalmente desaparecidos: Educación Cívica e Instrucción Pre Militar. Es por ello que, cuando leo u oigo opiniones ácidas contra los antaño formidables desfiles escolares - que eran una pequeña parte del curso dictado por Sub Oficiales del ejército, algunos de los cuales estuvieron entre nuestros profesores más queridos y respetados -, discrepo absolutamente de las mismas, pues el asunto no era “jugar al soldadito”, sino beber desde niño - joven, el sentimiento y significado de patriotismo, referido a amar y respetar nuestro país. Respecto del curso de Educación Cívica, ¿qué persona en su sano juicio podría estar en desacuerdo con su dictado?

Piura, 02 noviembre del 2009.
(Publicado el domingo 8 de noviembre en suplemento "La Semana" del diario "EL Tiempo" de Piura)