Minería; ¿Asesinándonos nos pondremos de acuerdo?

Luis Gulman Checa

A raíz de los asesinatos perpetrados en las alturas huancabambinas el pasado 1º de noviembre, y a contrapelo de los usuales aspavientos por occisos habidos por enfrentamientos entre grupos humanos antagónicos, considero lógico y natural no sólo que fallezcan personas, sino que seguiremos muriendo en el futuro. Así sucedió siempre en el transcurso de la historia por ser propio o consubstancial con la imperfecta naturaleza humana. Por ello, devienen en hipócritas y falaces quienes, luego de haber contribuido a generar los crímenes “azuzando a los suyos”, posteriormente se quejan y lloran mendazmente por los muertos que ellos, aunque guarecidos lejos de la escena, ayudaron a matar.

¿Tiene derecho un ciudadano sumido en la pobreza y sin futuro a la vista, de oponerse a la minería que debería cambiar favorablemente su vida y la de los suyos? Sí lo tiene, porque los seres humanos gozamos de libre albedrío, pudiendo escoger qué y cómo queremos vivir, hacer o dejar de hacer. No obstante, la siguiente obvia pregunta sería la siguiente: ¿qué llevará a estas personas a preferir seguir transitando la misma lúgubre senda, desdeñando otra que le ofrece una nueva existencia plena de oportunidades?

Asimismo, ¿tienen derecho personajes bien cebados, guarnecidos y mejor vestidos, que disfrutan de todas las comodidades y ventajas que provee el dinero propio; de desgañitarse “defendiendo” a quienes, incomprensiblemente, habrían optado por continuar sumidos en la pobreza? A pesar de la incongruencia implícita en semejante actitud, también lo tienen, porque, además de que, se supone, actúan de acuerdo a los dictados de sus propias consciencias, no existe ley alguna que se los prohiba.

No obstante, es extraña la ambivalencia de estos personajes, pues, mientras son férreos y acérrimos opositores a la minería - por contaminante y destructiva del medio y la vida - cuando la pretenden desarrollar empresas formales aplicando tecnología de última generación y todas las salvaguardas imaginables para preservar el medio ambiente; callan en todos los idiomas ante los bárbaros mineros informales que, ellos sí contaminando las aguas de nuestros valles, atentan contra el orden establecido y la salud y futuro de miles de personas.

Asimismo, descalifica a los “antis” su persistencia en reiterar argumentos falaces, como el de que la minería en la amazónica Huancabamba, contaminaría las aguas de los ríos que riegan los fértiles valles piuranos. Tremenda consciente mentira, debería hacernos meditar sobre qué otros infundios sembrarán entre sus “defendidos”. Lo peor es que muchos de estos sujetos, con cabida en nuestros medios, son foráneos.

Si bien el número de occisos en Huancabamba fue inferior a los habidos últimamente en Bagua; el hecho fue más grave por la alevosía de los asesinos y la sinrazón de segar vidas inocentes que cumplían una labor buscando sustentarse ellos y los suyos. Analizados los hechos en profundidad se aprecia la barbaridad implícita, porque, de generalizarse el razonamiento (en el caso supuesto que razonen) de los asesinos, ya podemos imaginarnos, por ejemplo, a cuántas autoridades podrían liquidar, con sus propias manos, los maltratados jubilados del sector agricultura, acreedores de decenas de millones de soles frente al Estado, que vienen reclamando desde varios años atrás sin resultado alguno.

Reiterando mi respeto por las ideas ajenas por divergentes que sean con las propias; no entiendo cómo, personas educadas, leídas y con altos niveles de instrucción, irracionalmente adoptan actitudes “anti”. Igualmente, discrepo absolutamente con quienes proclaman: ¡Minería a cualquier precio! Por ello, reafirmo mi posición de que debemos analizar la posibilidad de realizar minería en Piura, luego de lograda legalmente la licencia social, con el previo cumplimiento de tres requisitos: 1) Que los beneficios redunden primero y principalmente en los pobladores de las zonas concernidas, 2) Imponer nuestros propias condiciones respecto a la “tajada” regional sobre la renta obtenida y 3) Estar seguros que el medio ambiente será preservado..

Dos comentarios finales: es infamante la más que insinuación de un “anti”, referida a que la propia empresa minera habría organizado el asesinato de sus servidores para obligar al gobierno a poner “mano dura” en su beneficio. Asimismo, es sorprendente y lamentable la indiferencia, ausencia y mutismo de parte de la autoridad regional frente a hechos tan luctuosos y gravemente trascendentes.

Piura, 10 noviembre del 2009.
(Publicado el domingo 15 noviembre en suplemento Semana del diario El Tiempo)