YÉNDOSE POR LAS RAMAS
(Piura, 05 mayo 2023)
Luis Gulman Checa
Sorprendente
el artículo de Fernando Cilloniz publicado en la edición de “El Tiempo” de la
víspera haciendo cera y pabilo del proceso de regionalización, el cual, según
dijo, “devino en un proceso de feudalización de nuestro país, con nefastas
consecuencias para la población, sobre todo para los más pobres. Corrupción a
más no poder, enriquecimiento descomunal de políticos mafiosos, un sinfín de
obras públicas inacabadas y abandonadas, etc.”
También
señaló varios exgobernadores a nivel nacional en condición de presos,
enjuiciados y/o escondidos por actos de corrupción. Sin embargo, llama la
atención que, publicándose su artículo en Piura, región en la que sin duda hay
un récord Guinness de la obra cumbre signada por la ignorancia y la corrupción,
como es el Proyecto Alto Piura, que, sin duda, debe superar por mucho los
montos rapiñados por algunos de sus señalados, no lo tomara en cuenta.
Al
grano. El articulista echa toda la culpa de la corrupción generalizada a la
regionalización. Sin embargo, las normas que la crearon no contienen ni una
sola línea referida a que tienen que ser corruptos, traidores y reales
traidores a la patria quienes asumieran
el mando de las regiones, sino, por lo contrario, dejó en manos de la
población, amparándose en aquello de que “la voz del pueblo es la voz de Dios”,
elegir a quienes dirigirían el proceso.
Consecuentemente,
todos los supuestos delincuentes que él mencionó más los que omitió, como
también los innumerables alcaldes repartidos en el ámbito del país en situación
similar a la por él señalada respecto a los gobernadores, no tomaron el cargo
amparados en bayonetas o tanques de guerra sino FUERON ELEGIDOS, LIBRE Y
DEMOCRÁTICAMENTE POR LA POBLACIÓN.
Así, entonces, lo que nos viene matando de a pocos no es la
descentralización sino la democracia.
Recordemos
el más reciente descalabro originado por este mal (así debe calificarse la
democracia en un país como el nuestro): se eligió a Pedro Castillo como
presidente de la República. Si vamos retrotrayendo la memoria confirmaremos que
nuestro devenir estuvo en manos de incalificables, todos y cada uno de ellos
aupados por nuestros votos.
Jamás
afirmaría que la democracia es mala en esencia. Sin embargo, tal y como
funciona en nuestro país (se vota obligatoriamente tan luego cumplidos 18 años
de edad aunque sea analfabeto) deviene
en un virtual hara kiri nacional.
Medida
inmediata: Gobernadores y alcaldes DESIGNADOS, como antes.