¿ES
EL TRÁFICO DE DROGAS EL PEOR DE LOS CRÍMENES? (I)
(Piura,
25 agosto del 2015)
En
mi opinión, de ninguna manera, habiendo otros peores. Por lo contrario, lo que sí considero
un crimen es la vigente penalización/prohibición de la producción y
comercialización de las drogas, por cuanto ahí está el génesis de las
desgracias que sufre la humanidad, empezando por las matanzas incontenibles
entre miembros de los cárteles dedicados a la “ilegal” actividad, sin duda
disputándose áreas de suministro y mercados de consumidores, además de la corrupción de quienes debieran combatirlo.
Así como es un hecho que “Muerto el
perro muerta la rabia”, ¿acaso se necesita ser un genio para saber que,
despenalizando la producción, distribución y consumo de drogas el “negocio” acabará
como por arte de magia y con él, las bárbaras secuelas que origina y continuará
generando mientras continúe penalizado?
Entonces,
siguiendo con el razonamiento, ¿por qué no se despenaliza?
Por cuanto, si así fuera,
desaparecería una formidable fuente de financiamiento para la pléyade de
corruptos pululando en la tierra,
quienes, en vez de cumplir su tarea combatiéndolo y erradicándolo, sangran y
esquilman a los traficantes. Así, pasará el tiempo y el “bendito tráfico”
continuará creciendo y multiplicándose.
Pero,
se preguntara usted, estimado lector, ¿acaso tal decisión no está en manos de
quienes dictan las leyes, es decir, los políticos? Entonces, ¿por qué no lo
hacen?
Dejemos de ser ingenuos y no
permitamos que tanto sinvergüenza nos “meta el dedo en la boca”, por cuanto,
mientras sermonean condenando la actividad y denigrando a los ¿empresarios? dedicados
a ella, paralela y subrepticiamente reciben grandes sumas de dinero sea para
financiar campañas o para engordar bolsillos podridos.
No
creo necesario hacer un listado de connotados “empresarios”
narcotraficantes que, en el pasado no muy
lejano, fueron muy afines y generosos con importantes y renombrados partidos
políticos. Que cada quien haga trabajar su memoria y constatará, estoy seguro,
que no quedará “títere con cabeza”.
Digresión
pertinente: Sería muy positivo que los líderes de los diferentes partidos
políticos, se sometieran, públicamente y debidamente supervisada, a la prueba
para determinar si son consumidores de alguna droga.
Precisando
que estoy absolutamente libre de ambas taras, pregunto: qué es más dañino para una persona, ¿ser un ludópata o
consumir alguna droga (como era normal y legal décadas atrás)?
Ludopatía:
Trastorno en el que la persona se ve
obligada por una urgencia sicológicamente incontrolable a jugar de forma
persistente.
El
ludópata es capaz de “perder hasta la camisa”, con lo cual no solo se daña él
(como es el caso del drogadicto) sino afecta a todos los suyos al perder en los
casinos el dinero destinado a pagar las pensiones escolares, la factura por
agua o energía y hasta lo que llevaba al mercado para adquirir los alimentos.
Entonces, qué lacra es peor, ¿la
ludopatía o la afición a alguna droga?
Según
mi criterio es aberrante que, mientras está proscrito a muerte el consumo de
drogas, paralelamente, los casinos brotan y se multiplican en nuestras ciudades
como hongos tras la lluvia. ¿Por qué? Por cuanto, no tengo duda que es
inimaginable la cantidad de inocentes perjudicados por quienes están infectados
por la lacra ludópata.
Obviamente,
si alguien pretendiera o propusiera eliminar los casinos por lo perniciosos que
son, al día siguiente habría marchas de trabajadores defendiendo sus puestos de
trabajo, importándoles un comino la tranquilidad y seguridad de todos los
afectados por el nefasto negocio que les da de comer.
Sin
embargo, despenalizando la producción y comercialización de drogas, sí “quedaría
en la calle” un gran número de personas, mientras muchas otras sufrirían una
merma significativa en sus sucios ingresos.