¿ES EL TRÁFICO DE DROGAS EL PEOR DE LOS CRÍMENES? (III)

(Piura, 31 agosto del 2015)

Luis Gulman Checa

Qué será más dañino y pernicioso para la salud, ¿fumarse un porro de  marihuana, dar dos jaladas de coca, recalar en algún fumadero de opio o clavarse entre pecho y espalda media botella de ron al día? ¿Acaso existe algún estudio que demuestre que el consumo moderado y/o social de las citadas drogas daña más la salud del ser humano que el ron? De no haberlo, ¿por qué la proscripción contra ellas y la benevolencia para con el ron y tantos otros licores que, por su baja calidad, son un  auténtico veneno para la salud?

Se suele alegar que la proscripción de las drogas busca eliminar de la faz de la tierra la existencia de drogadictos por cuanto  son capaces de cualquier cosa  (robar, asesinar, etc.) para obtener dinero y  adquirirlas. Sin embargo, tal argumento choca frontalmente contra una verdad inapelable: eliminada la proscripción no solo  serían baratísimas sino que hasta podrían tender a salir del mercado, desapareciendo así robos y muertes.

Son comunes las informaciones referidas a personas dedicadas a promover (¿regalándolas?) el consumo de drogas entre colegiales, con el obvio propósito de fomentar su consumo  incrementando la clientela para mantener la rentabilidad del negocio. Con estas campañas, los “empresarios” narcos no hacen más que imitar una práctica común entre quienes producen bienes para el consumo humano: ¿cuántas veces le ofrecieron a usted - hermosas y atractivas anfitrionas -  especialmente en supermercados, degustar diferentes productos como quesos, embutidos y otros? La misma tarea desempeñan  quienes se encargan de promocionar el consumo de drogas entre jóvenes colegiales.

Quién debe ser el primer y principal responsable y preocupado por que los jóvenes no sean infectados por el flagelo de las drogas: ¿los padres de familia o el Estado? Porque, si fueran los primeros como resulta evidente, ¿por qué debe el Estado gastar recursos, tiempo y esfuerzo en una tarea que no es de su competencia, descuidando, por lo contrario otras que sí le corresponden?

Es sabido que cada vez proliferan más discotecas, fiestas semáforo y/o reuniones de diversa índole donde los jóvenes desaforadamente consumen drogas y preservativos (con lo que ello implica) y, en definitiva, dando rienda suelta a miles de excesos. Le pregunto a usted, estimado lector, ¿le parece bien que el Estado gaste nuestro dinero en perseguir/proscribir dichas prácticas cuando, evidentemente, los padres de esos jóvenes, están felices y contentos con sus desenfrenos desde que no hacen lo necesario para encarrilarlos correctamente?



Finalmente, una pregunta/reflexión para obligarnos a recapacitar sobre el tema del presente que, estoy seguro, de primera intención generará en algunas personas el rechazo instantáneo a los argumentos que viene exponiendo el suscrito:

Luego de analizar calmadamente  las aristas relacionadas con el narcotráfico, ¿cree usted posible, estimado lector, que existe la más mínima posibilidad de que algún día lleguen a ser borradas de la faz de la tierra - previa eliminación física de todas las personas dedicadas a tan magnífico negocio - las drogas actualmente proscritas?