PASO PASO A LOS CAÍDOS
(Piura, 08 julio 2021)
Luis Gulman Checa
Me refiero a la canción cuya letra y música fue
obra del obrero tranviario aprista Lucas Cabello como homenaje a los mártires
de la revolución del 07 de julio de 1932, a Víctor Raúl Haya de la Torre, a los
dirigentes que murieron leales al partido y a los miles de compañeros
asesinados por las hordas terroristas.
Oyéndola, me vino a la mente que el Partido
Aprista, durante las largas décadas que prevaleció, fue la indiscutible columna
que mantuvo enhiesto al Perú. Así lo
demuestra su evidente putrefacción (del Partido), iniciada lenta pero
firmemente tras la muerte de Haya de la Torre y su posterior desaparición tras el suicidio de
Alan García; funestos hechos y reales detonantes del descomunal caos que asola
al país que bien puede definirse con cualquiera de los siguientes asertos: “Casa
de putas” o “Merienda de negros”.
El desgraciado final del Partido reconfirmó una
vez más que los peruanos solo somos
capaces de unirnos como seres pensantes e inteligentes en busca del bien común
guiados por una especie de Salvador o Redentor (mismo Jesucristo), tras cuya desaparición
lo que se creía un muro eterno e
indestructible se derrumba cual castillo de arena.
El desmadre generado en la ¿política? peruana
con la proliferación de ¿partidos? tan rápidamente como los cuyes echan crías,
es prueba indiscutible que el Perú, tan igual como quienes vienen padeciendo el
fatídico ataque del Covid, se debate entre la VIDA y LA MUERTE.
Imaginemos que fuera posible rehacer la
historia y soñemos cuál podría ser el estado actual del Perú:
·
Tras
la muerte de Haya de la Torre en 1979 y
el inminente proceso electoral del año siguiente, Armando Villanueva, aprista
leal y de “pelo en pecho”, haciendo gala de cordura y sentido común, hubiera
apoyado la candidatura de Andrés Townsend, quien, hasta para los ciegos y
sordos, era el candidato idóneo para alcanzar la presidencia de la República.
·
No
hay la menor duda que su gobierno hubiera marcado un hito en la historia del
país al tratarse de alguien con una ejecutoria impecable además de persona de
bien y honesto que honraría al maestro.
·
Tales
hechos habrían hecho desaparecer de la escena política al joven, nefasto y real
“Atila” del partido, Alan García, dotado de verbo inigualable, pero, para
nuestra desgracia, también de un afán desmedido de colmar sus bolsillos
rapiñando el erario, quien, para colmo, aupó a muchos otros con sus mismos
apetitos.
Sin embargo, soñar no sirve de nada al ser
imposible rehacer la historia quedando por delante sufrir las consecuencias de
los crímenes, barbaridades y atrocidades perpetradas en el pasado.
Entonces y concluyendo:
¿Quién será y de dónde
saldrá el moderno Mesías que salve al Perú del desastre?