C O M P A R E M O S
(Piura, 12 noviembre 2022)
Luis Gulman Checa
Me refiero a la aciaga y crítica situación que
viene atravesando nuestro país desde tiempo atrás, la cual, estúpida y
criminalmente, nosotros mismos, libre y voluntariamente, aceleramos al extremo
tras elegir al impresentable actual presidente cuyo nombre prefiero obviar
preservando mi hígado.
Retrocedamos m/m medio siglo cuando el Perú
empezó a ser afectado por una lacra mortal, el TERRORISMO, cuyos integrantes,
en comparación con los que actualmente
vienen destruyéndonos, bien podrían calificarse de RESPETABLES. ¿Por qué? Por
cuanto, abiertamente y a pecho descubierto se lanzaron a lograr sus objetivos
“de día y con sol jugándose la vida”; mientras los malditos de hogaño, tanto
por nuestra estupidez como por la incalificable, punible y/o traidora pasividad
de las Fuerzas Armadas, vienen actuando cual malandrines de dos por medio
aprovechando nuestra, reitero, supina estupidez.
¿Quién combatió el terrorismo? ¿Acaso no fueron
las Fuerzas Armadas, además de la obvia y firme acción de la Policía Nacional,
quienes se enfrentaron a semejante lacra, la cual, no solo no fue erradicada de
raíz (la cúpula fue capturada vivita y coleando) sino que en la actualidad,
apenas mimetizados, vienen ocupando cargos públicos?
Entonces, si las Fuerzas Armadas enfrentaron al
terrorismo, ¿qué diablos esperan que suceda para liberarnos de la actual lacra tan o más
nociva que el terrorismo al disponer del aparato público para jodernos desde
dentro?
¿La Constitución? Con todo respeto, ante la
crítica e intolerable situación que venimos atravesando debido a la mismísima
Constitución, habida cuenta que el actual impresentable/innombrable llegó al
cargo CONSTITUCIONALMENTE, está claro hasta para un ciego que es imperativo
dejarla de lado, como sucedió tantas veces en el pasado para suerte y
bienaventuranza del País. (*)
Dirijamos la
mirada a países lejanos que tienen un estatus maravilloso y envidiable,
los cuales, poco tiempo atrás, eran un desastre y/o casi inexistentes. ¿Cuál fue la medicina que
se les aplicó para que se transformaran radicalmente para beneficio, provecho y
felicidad de sus habitantes? ¿Alguna Constitución o un patriota inteligente,
bien nacido y amante de su país, el cual, además, estaba dotado de SEIS en vez
de dos simples huevos?
Empecemos a soñar e imaginemos cómo sería
nuestro Perú tras una simple década de estar en manos, por ejemplo, de un émulo
de Lee Kuan Yew, el padre del moderno, envidiable y riquísimo Singapur.
(*) Velasco Alvarado, la
excepción que confirma la regla.