¿MÁS TODAVÍA?
(Piura, 25 septiembre
2023)
Luis Gulman Checa
“El Tiempo”, edición de la fecha, publicita en
portada una entrevista realizada a una persona llamada Gabriel Amaro - quien
cuenta con varios diplomas universitarios - presidente de la Asociación de
Gremios Productores Agrarios del Perú, la cual, claramente, refleja un estado
de la agricultura que no se condice en nada con la desarrollada en Piura:
“Necesitamos un impulso
financiero para reactivar el agro”
Urgente. El sector está cayendo
debido a los sobrecostos y la crisis climática, sostiene Gabriel Amaro,
presidente De AGAP.
Motor: El 95 % de la actividad
agrícola es informal y el agro es el sector que más empleo genera.
Nuestra tierra, desde décadas atrás, fue
favorecida con formidables obras de infraestructura hidráulica que, de haber
sido debida e inteligentemente utilizadas, Piura sería un auténtico paraíso de
producción agropecuaria. Sin embargo, a pesar de ello, lo que mantiene la mayor
parte de las tierras de los antiguos valles explotados prácticamente abandonadas
y/o desperdiciadas, desde años atrás, gracias a la proliferación de sistemas de
riego presurizados, en terrenos eriazos se han desarrollado miles de hectáreas
de cultivos de agro exportación, los cuales, en contraposición a lo afirmado
por el citado, continúan incrementándose y, asimismo, demandando gran cantidad de mano
de obra con trabajo formal, seguro y bien remunerado.
Está claro que el mensaje del citado tiene como
destinatario el Estado, haciendo parecer a los agricultores como limosneros, es
decir, solicitando regalos o dádivas del erario. Al respecto, preguntémonos lo
siguiente:
¿De qué magnitud sería
el desastre abatido sobre nuestro país de multiplicarse ruegos similares en
tantas actividades que deben afrontar situaciones difíciles o problemáticas?
¿Acaso no es lo más natural que el clima, así
como usualmente favorece la actividad agropecuaria, de vez en cuando origina
inconvenientes sea por exceso o falta de agua para el riego? El agricultor
auténtico debe estar preparado para afrontar estas circunstancias por sí solo,
siendo inaceptable que, ante el menor inconveniente, tienda la mano al Estado
pidiendo limosnas. Además, no olvidemos que cuando le va de maravillas no le
regala ni un céntimo.