VACUNA PARA DESAHUEVARNOS (II)

 

(Piura, 01 agosto 2023)

 

Luis Gulman Checa

 

La riqueza citada anteriormente no es la mayor que tenemos soterrada bajo tierra al ser un hecho que contamos con grandes yacimientos minerales identificados y algunos estudiados, pero, debido a que demostradamente somos unos ahuevados de la peor especie, continúan ahí tirados y desperdiciados.

 

Recordemos cuando décadas atrás, estando en proceso poner en marcha la explotación de los yacimientos de Tambogrande, se aparecieron por nuestra tierra una serie de reales enviados de Satanás (maldita y criminalmente acogidos y ponderados por medios de prensa locales y periodistas piuranos, sin duda con alma de chilenos, que prefiero no precisar) que manipularon a la ¿opinión pública? al extremo que la empresa concesionaria no solo fue echada sino sus instalaciones arrasadas e incendiadas. Todo ello esgrimiendo el argumento que había que proteger y preservar la bendita agricultura, por cuanto, de ponerse en marcha tal explotación, hasta los limoneros desaparecerían de modo que el maravilloso cebiche, oriundo de Piura, se volatilizaría.

 

¿Dónde están estos auténticos h. de p. que no reaparecieron en el término de la distancia cuando se desató brutal y criminal minería ilegal e informal en las alturas de las cuencas, contaminando ambos reservorios, San Lorenzo y Poechos? Ni ellos ni los ahuevados piuranos que echaron a Manhattan mueven ni un dedo contra estos delincuentes.

 

Tan o más incalificable que lo señalado es que el yacimiento de Río Blanco, ubicado en las provincias de Huancabamba y Ayabaca en la CUENCA DEL ATLÁNTICO, continúa sin explotarse, entre otras razones por la estulticia de algunos opinólogos, pues, aunque parezca increíble, leí en el suplemento dominical de un medio la siguiente sentencia:

 

La explotación de Río Blanco pondría en riesgo la rica y formidale agricultura de los valles costeños.

 

¿Cuán bestia, salvaje o ignaro habrá que ser para afirmar que una actividad realizada en la cuenca atlántica podría contaminar la agricultura costeña?

 

Sin embargo, habría que ser ciego o deficiente mental para no saber que quienes manipulan a los habitantes de tales provincias son los narcotraficantes que lo último que desean es que, a raíz de la explotación minera, la zona sea invadida tanto por gran cantidad de personas que trabajarán o darán servicios a la minera como también al gran incremento de la presencia del Estado.

 

Es increíble nuestra abulia cuando dejamos de percibir grandes sumas de dinero provenientes del Canon Minero, mientras, por otro lado, mendigamos dinero  del erario. ¡Dios perdone nuestra estupidez!