PIURANOS SUICIDAS

 

(Piura, 13 diciembre 2023)

 

Luis Gulman Checa

 

No merecemos perdón de Dios por el virtual harakiri que nos practicamos cuando acudimos a las urnas a elegir nuestras autoridades, prueba de lo cual queda patente por el asqueroso e incalificable aspecto que muestra nuestra ciudad de Piura por absoluta, punible y hasta corrupta (i)responsabilidad de la autoridad municipal que, reitero, estúpida y criminalmente, aupamos.

 

Si analizamos calmadamente la situación que venimos padeciendo concluiremos que la citada autoridad no solo es un desastre absoluto sino abundan las razones para concluir que sus reales intenciones al postular al cargo, lejos de ser darse íntegramente a buscar el bien y desarrollo de la comunidad, eran rapiñar el erario en propio beneficio.

 

Una persona normal y de bien, en vez de dirigir la mirada a las “cuencas ciegas”, que no eran de su responsabilidad inmediata por ser un mal con décadas de vida, debió fijarse, como primera prioridad, construir calles y avenidas de concreto, más aún teniendo a la vista la reciente y formidable obra llevada a cabo en Santa Isabel por el insuperable mecanismo de Obras por Impuestos.

 

Sin embargo, agarrándose con uñas y dientes a una entelequia como el pronóstico de un Niño intenso para el próximo verano, con el evidente propósito de manejar grandes sumas de dinero - el sueño dorado de la gran mayoría de autoridades, por cuanto, a más plata, los propios y sucios bolsillos quedarán más colmados -, pasando por alto la  incompetencia e incapacidad de todo orden del ente a su cargo, demostrada, por ejemplo, por el calamitoso estado de calles y avenidas del centro de la ciudad; se lanzó a ¿salvarles la vida? a los moradores de Ignacio Merino con una obra no solo esperpéntica sino que nos viene jodiendo la  vida a los piuranos al haber convertido en un suplicio la circulación de vehículos.

 

Si el alcalde de Piura tuviera un 5% de ancestro japonés, luego de darse una vuelta por la ciudad a su cargo y apreciar el caos, suciedad, ruidos ensordecedores de diverso origen como también el absoluto desdén de gran número de personas zurrándose en las normas vigentes, la vergüenza que inundaría su espíritu sería de tal magnitud que concurriría a la Plaza de Armas procediendo a abrirse el vientre con propia mano regando las tripas en el intransitable pavimento.

 

Señor: Ten compasión de nosotros y remueve las conciencias de tanto piurano de bien, por el momento,  encerrado en sí mismo, para que en los próximos comicios se quite la venda que le cubre los ojos e, imitando a “Porky”, deje de lado el egoísmo y se lance al ruedo en pro de sus conciudadanos.