D I S C R E P A N D O
(Piura, 25 enero 2024)
Luis Gulman Checa
Absoluta, total y frontalmente con el contenido
de la columna de Carlos Hakansson publicada en “Correo”, edición de la fecha,
titulada “La senda del autoritarismo”, descalificando, ni más ni menos, que al
formidable Nayib Bukele, el cual, no lo olvidemos, no ha ejecutado a nadie, a
pesar que la gran mayoría de presos, sin la menor duda, merecería la pena de
muerte. Su fundamento:
“Los resultados prácticos contra la
delincuencia aumentaron su capital político, lo cual permitió proponer reformas
administrativas como la drástica disminución de alcaldías en menos de cincuenta
para todo el país, eliminar los cargos de confianza en los municipios y la
reducción del Congreso en sesenta escaños. Al margen de las reformas
administrativas que puede impulsar, la arbitraria confiscación de los bienes de
expresidentes sin previa acusación ni proceso judicial advierten la acentuación
de un populismo que no tardará en repercutir en la prensa libre”
Empezando por el final, no dudo que Bukele no
tocará la prensa ni con el pétalo de una corola, pues, como lo ha demostrado en
todos los foros, incluida la ONU, se basta y sobra para justificar y defender
sus acciones contra todo tipo de ataques, especialmente, de obvios o escondidos
“rojimios”.
¿Quién, en su sano juicio, no aplaudiría las
reducciones de municipios en un país minúsculo con más de 200 gobiernos
locales? Al respecto, miremos nuestra triste, penosa y rapiñadora realidad: la
creación del distrito 26 de Octubre, extraído de las entrañas de la MPP, sin
haber sido transferido ni una sola de las más de 2,000 personas que “trabajan”
en ella, y, además, habiendo producido innumerables alcaldes y funcionarios
denunciados por el Ministerio Público.
En cuanto a la reducción de escaños en el
Congreso, la justificación es la misma que la anterior, pues, ¿para qué tantos
escaños en un país enano? Es más, si compramos tal medida con nuestra situación,
concluiríamos que se quedó corto, dado que en nuestro asolado país no bastaría
con reducir el número de escaños sino echar a la calle no solo a todos los
congresistas sino también a los cientos o miles de inútiles de sus respectivos despachos, cuya capacidad
y/o idoneidad depende, únicamente, de la decisión de ellos, quienes, en un
porcentaje indeterminado, los usan para rapiñarles parte de sus sueldos. ¿Acaso
no sería ideal, imitando la acción de AFF en 1992 (con un Congreso celestial
comparado con el actual), cerrar las puertas y echarlos a todos a la calle?
¿Arbitrarias confiscaciones a expresidentes?
Salvo que los “agraviados” fueran émulos de Mandrake, ¿para qué perder tiempo
en procesos interminables (a nuestro congresista Elera lo condenaron por un
delito perpetrado 10 AÑOS atrás) cuando, habiendo asumido “con una mano atrás y
otra adelante”, al culminar su mandato eran ricos de solemnidad con costosos
caprichos, como, por ejemplo, adquiriendo muy caros inmuebles en la Ciudad Luz?