AGENDA 2014: UNIVERSIDAD DEL PACÍFICO

(09 noviembre del 2014)

Luis Gulman Checa

El pasado viernes, la U. del P. organizó un evento en Piura para exponer algunos trabajos académicos realizados con el objetivo de presentar Propuestas para Mejorar la Descentralización.

Si bien es cierto solo se expusieron dos de ellas, una para mejorar las finanzas subnacionales y otra sobre la oportunidad para el desarrollo que significa la pesca artesanal; los asistentes recibimos otras 08 abarcando diversos aspectos y problemas que tienen entrampado el desarrollo del país.

Toda esta información está al alcance de cualquier persona que visite www.agenda2014.pe, por lo que el objetivo del presente no es comentar las propuestas presentadas sino, “un consejo hasta de un conejo”, señalar un aspecto que considero crucial y que no ha sido tocado para nada por los distinguidos académicos universitarios.

Como es de suponer, se incidió ampliamente  en el grave mal que nos aqueja: la corrupción generalizada, hecho que, considero, si no existiera en el país no serían necesarios trabajos de esta naturaleza por cuanto nuestro ordenamiento legal, en el papel y teoría, es perfecto, estando el inconveniente en el alto porcentaje de indeseables y/o delincuentes que solemos elegir, desde presidentes de la República hasta alcaldes distritales. En consecuencia, el meollo del  problema  está  en el proceso  electoral, por lo que se debe dictar medidas que reduzcan al mínimo el acceso de estos malos elementos a cargos electivos.

El Congreso Nacional prohibió en primera instancia la reelección inmediata de alcaldes y presidentes y vicepresidentes regionales. Considero que ello podría violar la constitución al recortar la capacidad ciudadana de elegir, lo que impediría, por ejemplo,  que si alguna circunscripción  tuviera la ventura de elegir una autoridad mezcla de la Madre Teresa con el Espíritu Santo, no podría mantenerla en el cargo, lo que atentaría contra el bienestar de la población.

Igualmente inaceptable sería prohibir la reelección indefinida de congresistas - solo porque, circunstancialmente, el actual es vergonzoso – lo que no sucede en ningún país, donde, por lo contrario, lo normal es que sean mantenidos mucho tiempo por sus electores. De concretarse tal medida y retrotrayéndonos  en el tiempo, por ejemplo, un personaje como Luis Alberto Sánchez  hubiera tenido que alejarse del Senado, lo que hubiera devenido en inconcebible.


Entonces, ¿cuál es mi propuesta?

Eliminar la obligatoriedad de votar, es decir, decretar el voto voluntario.

¿Acaso la medida sería rara o novedosa? Señores, existe en todos los países de verdad y, hasta nuestros vecinos, Colombia y Chile la han implantado.

¿Qué ganaríamos? Qué todos los candidatos pícaros y sinvergüenzas perderían la gran masa electoral  ubicada en la base de la imaginaria pirámide social que mayoritariamente dejaría de votar. Así, no tengo la menor duda que si la medida hubiera regido en las pasadas elecciones, por ejemplo, Gregorio Santos no habría sido reelegido en Cajamarca.