ABOGANDO POR UN DESAFORTUNADO
(11 FEBRERO DEL 2015)
Luis Gulman Checa
Me refiero al difícil trance que vive el
Comandante PNP Julio Víctor Seminario Altuna, a quien no tengo el gusto de
conocer ni tampoco me une con él ligazón de ningún tipo. Sin embargo, ante la
bárbara y parcializada campaña informativa desatada en su contra a raíz de un
accidente de tránsito, me parece necesario plantear algunas reflexiones
buscando que la objetividad y el sentido común guíen nuestros actos, en
especial los de la prensa.
De primera intención, al producirse un
accidente de tránsito entre un automóvil con capacidad para cuatro personas
ocupado solo por el conductor, y una motocicleta ideada para transportar una
persona pero que tiene tres
encaramadas; ¿acaso el más
elemental de los sentidos no debiera hacernos achacarle la responsabilidad al
irresponsable conductor de la motocicleta?
Es sabido hasta el hartazgo que el pasado
domingo por la noche, según lo informado, dicho Comandante, conduciendo su propio vehículo, atropelló
una motocicleta en la que iban tres sujetos. Claro, como siempre quien
conduce el mejor y más costoso vehículo es el responsable, en este caso también
parecería que hubo un solo protagonista.
Titular típico:
Conductor de moderna camioneta 4 x 4
valorizada en US$ 54,500.00 que circulaba a excesiva velocidad (?), atropelló el
pasado martes a las 23.30 horas, a modesto colector de leña que empujaba su
desvencijado triciclo en la carretera Sullana - Tambogrande a la altura de La
Peñita. El occiso deja en la orfandad 13
hijos, todos menores de edad, a los que mantenía vendiendo leña.
Obvia conclusión:
El prepotente y abusivo conductor de la
camioneta resulta siendo tan maldito que, el propio Adolfo Hitler, quedaría
como niño de pecho a su lado.
Por supuesto, a nadie se le ocurre mencionar
que el triciclo carecía de luz o alguna señal fosforescente y, el occiso, tenía media botella de
aguardiente entre pecho y espalda.
Volvamos al accidente comentado. ¿Alguien
leyó alguna información sobre el nivel de alcohol del conductor de la
motocicleta, dado que ambos conducían un domingo por la noche y retornaban de
sendas reuniones en las que, deberíamos suponerlo, hubo libaciones?
El suscrito no ha visto ni una sola
referencia al respecto pero no tengo la menor duda que, los de la moto, tenían
más alcohol en la sangre que el desafortunado Comandante.
Un comentario referido al bendito alcohol.
¿Quién, en base a qué, ha determinado la cantidad de alcohol que descalifica a la persona para conducir un
vehículo?
Pondré mi caso: tengo 72 años de edad, manejo
en carretera desde los 14 y debo haber
conducido decenas de miles de
kilómetros con más alcohol que el límite
actualmente permitido. Igualmente, muy joven, viví un accidente fatal en el que
ambos conductores estaban absolutamente lúcidos. Obviamente, con la vigente
legislación, no se me ocurre conducir luego de libar, no porque me sienta
incapacitado para hacerlo, sino para evitar el riesgo de ser estúpidamente
sancionado tras un simple soplido (según me han contado).
Ojalá el destino no castigue, con un trance
similar o peor, a todos quienes vienen
haciendo escarnio del sufrido Comandante.