PRIMERA PLANA PERÚ.21:   CAYERON

(18.02.2015)

Luis Gulman Checa

En cualquier país más o menos normal, semejante titular, CAYERON, se referiría a que fueron atrapados los fanáticos religiosos que pusieron una bomba en el metro de alguna urbe causando la muerte de 317 personas e hiriendo 428, un 50% de las cuales quedó al borde de la muerte, o algo así. Pero, en nuestro maltratado y desconcertado Perú, donde los probadamente corruptos, o son elegidos autoridades por decisión ciudadana y/o tienen aspiraciones  para alcanzar la mismísima presidencia de la República; estamos más desconcertados que cuy en tómbola. ¿Por qué? Por cuanto perdimos el rumbo y vamos al garete.

Lo primero que me vino a la mente al leer la citada primera plana fue:

“Estamos recontra jodidos y sin remedio”

¿Acaso tanto la señora Omonte como los caballeros Urresti, Mayorga y Figallo son ladrones, asesinos, estafadores, proxenetas y/o narcotraficantes? No. Son simples ciudadanos que aceptaron valientemente (habida cuenta el “hambre” que una serie de indeseables  le tienen al legítimo gobierno de Ollanta Humala) desempeñar altos cargos en el Ejecutivo sabiendo los riesgos a los que se exponían, por cuanto, lo mejor, reitero, en un país como en nuestro, es hacer como el avestruz para “pasarla piola” y que sean otros, los más cojudos, quienes se expongan a ser vilipendiados, como sucedió con los mencionados.

Personalmente tenía decidido votar por  Óscar Valdez el próximo año, pero ahora confieso que probablemente lo haría por el paisano Daniel Urresti, en el caso  concretara su candidatura. ¿Por qué? Por cuanto me cae bien, no tiene pelos en la lengua y siempre lo vi franco y directo. Alguien podría decirme, “¿cómo podría ser tan desaprensivo votando para presidente por quien estaría comprometido en el asesinato de un periodista hace un montón de años en Ayacucho?” Mi respuesta podrías ser: “por la misma razón que millones de peruanos votaron por quien tenía en su cuenta cientos de asesinados en penales del país”.

Una reflexión sobre lo sucedido en Pichanaki para confirmar lo de la pérdida del rumbo. Recuerdan, estimados lectores, cuántas personas murieron en la ciudad de Piura a raíz del primer  intento para desalojar a los invasores de veredas, calles y avenidas del Mercado Modelo. Fueron varios más de los occisos en Pichanaki, donde, los enemigos del Perú que se oponen a explotar nuestras riquezas naturales, armaron tremendo jaleo por las puras. Entonces, así como se sostiene que el pueblo tiene todo el derecho de expresarse, con lo que coincido plenamente, también debemos aceptar que cada uno deberá asumir las consecuencias por los actos que realiza, aunque sea morirse.