EL CANON PETROLERO
(Publicado en diario El Tiempo 20.02.2015)
Luis Gulman Checa
Ante el súbito desplome del precio del
petróleo, se ha puesto de moda el tema del Canon que reciben las zonas productoras
del hidrocarburo. En resumen, este beneficio que tiene pocos años de creado -
los piuranos debiéramos exigir el reintegro del
Canon desde el inicio de extracción de petróleo en Talara, así como los
aportantes al FONAVI exigen la devolución de su dinero -, se otorgó con la idea
que las zonas productoras de un bien
agotable, invirtieran estos recursos en proyectos que continuarían generando
ingresos una vez extinguido.
Ese fundamento quedó desnaturalizado desde el
inicio, cuando, en vez de manejarse como un todo, es decir, por un organismo ad
hoc para invertirlo adecuadamente; se repartió, volatilizó, difumino y se
sembró la semilla de la malversación al repartirse como si fuera una torta
entre entidades incapaces y corrompidas.
Si lo afirmado líneas arriba no fuera cierto,
invito a quien pueda hacerlo a mostrar un solo emprendimiento ejecutado en
Piura que se ajuste a los postulados que estuvieron en los fundamentos de este
beneficio.
Una vez quede demostrado que los recursos del Canon
los hemos echado al desagüé (eufemismo para disimular el monto que terminó en
sucios bolsillos de funcionarios), dilapidándolo en “obras” inútiles y de dos
por medio, podríamos recapacitar en qué hubiéramos podido invertirlo.
¿Cuál es el monto de Canon recibido en Piura
desde su creación? No tengo la menor duda que hubiera alcanzado para ejecutar
íntegramente el Alto Piura, los reservorios de Santa Rosa y Vilcazán así como
carreteras de primer orden para conectar Ayabaca y Huancabamba con la costa.
Sin embargo, ratificando la incapacidad e incompetencia de nuestros dirigentes,
permitimos fuera robado y/o desperdiciado malamente.
¿Un ejemplo de este bárbaro, brutal y
corrupto desperdicio del Canon? Vayan al exbalneario de Colán y vean, “con sus
propios ojos”, cómo la municipalidad distrital de Pueblo Nuevo de Colán está
“construyendo” un sistema de alcantarillado que, por las condiciones topográficas
y otras, ni el Espíritu Santo sería
capaz de hacer funcionar.
¿Todavía funciona la
Contraloría General?