ELECCIONES y ALIANZAS
(18 diciembre 2015)
Luis Gulman Checa
Tuvieron que trascurrir unos días para que se
atenuara el corto circuito mental que sufrí luego de sellarse la alianza o
pacto electoral entre el APRA y el PPC, hasta que se me enfrío el cerebro. La
primera y evidente razón por la que ésta se concretó, tiene que ver con la
desesperación de los gerifaltes de ambas agrupaciones al verse a un paso de
desaparecer del mapa político nacional, es decir, no pasar la valla, en las elecciones del próximo mes de
abril
Esta alianza es consecuencia lógica del
inocultable colapso de la actual clase política peruana, para
diagnosticar el cual no se necesita ser docto ni ilustrado sino, simplemente,
tener ojos para leer y oídos para oír, en especial lo que viene sucediendo al
interior de las candidaturas punteras, según las encuestas.
Digresión: en el último número
del semanario “Hildebrandt en sus trece”, aparece una nota para hacernos
reflexionar respecto a la tarea de las empresas encuestadoras, pues a fines del
2010, según referían, los punteros eran Toledo 26%, Keiko 22% y Castañeda 21%, mientras
que el futuro presidente Ollanta contaba solo con el 10% y
PPK tenía un mísero 2%.
¿Acaso no debiéramos
enviar a Venezuela el papel que usan tales encuestadoras?
Retomando el tema de la alianza entre dos
partidos en cuidados intensivos (en el caso del APRA no por falta de
auténticos apristas sino por estar en manos de una banda), como lo prueba la
escuálida representación que lucen en el Congreso, está perfectamente descrita
por lo expresado por infinidad de distinguidos “opinólogos”:
Es absolutamente
imposible mezclar el agua y el aceite.
Empeora la situación el triste y vergonzoso pleito
de comadres producido al interior del PPC a vista y paciencia de todo
el país observando con pena (al menos el suscrito) cómo Lourdes Flores y Raúl
Castro se agarraron de las mechas y dijeron de todo. ¡Qué lástima! Sin
embargo, en el fragor de esa batalla vino a mi mente un escándalo que contó años
atrás con mucha prensa y portadas
referido al latrocinio de un área significativa de un terreno perpetrado por Raúl Castro, según
sostuvo el presidente del Jockey Club del Perú de la época.
¿El PPC también con
visos de corrupción?
Para que quede claro cuál es el nivel
de la política y los políticos del país, recordemos cómo Alan García
demolió la candidatura de Lourdes (quien perpetró la torpeza y/o ingenuidad de
llevar a Arturo Woodman como vicepresidente) calificándola como la Candidata
de los Ricos, lo que no le impidió, ya siendo presidente comer
del mismo plato y andar de la mano con los ricos del país. Ojo: no
critico la actitud de Alan García por gobernar concordando con la
imprescindible inversión privada, sino para hacer notar que las campañas
electorales, mientras sigan estando a cargo de los mismos actores, continuarán
siendo una farsa, como lo prueba que todos ganan con un discurso para aplicar
otro diametralmente opuesto.
Alan García en mitin
en Piura el 2006: “Sobre mi cadáver se firmará el Tratado de Libre Comercio con
los Estados Unidos” y, también, “Eliminaré los Services porque no puede
permitirse la explotación de los ciudadanos peruanos”
No debe faltar mucho para que, desde el
interior del Partido, salgan voces haciéndonos recordar que, si el propio Haya
de la Torre, en el año 1962, pactó con su antiguo cancerbero y opositor Manuel Odría,
¿por qué tendría que objetarse la alianza con el PPC?
Porque mientras Haya
de la Torre lo hizo por un fin superior, como era preservar el sistema
democrático evitando un golpe de Estado, la actual solo busca que un grupo de “políticos”
(porque viven de la política), puedan seguir mamando de la inacabable ubre
pública sin importarles ni un comino el bien del Perú y los peruanos.