D E S P E L O T E

 

(Piura, 24 may0 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

Es el calificativo idóneo para describir el caos incontrolable desatado en la ciudad de Piura, no solo por los hechos que nos vienen jodiendo la vida a los piuranos, como lo precisé en artículo reciente (desde crímenes a diestra y siniestra hasta salvajes conduciendo motocicletas mientras se comunican a través del teléfono celular), sino, increíblemente, por las hordas  que se zurran en el debido respeto al prójimo, y, para peor, en las barbas de la PNP, ente que en vez de actuar y cumplir con su deber erradicando tales energúmenos, hace guardia a su lado tal y como si se tratara de una ceremonia patriótica.

 

El día de ayer, lunes 23, pasado el mediodía, una horda de varios cientos de salvajes se sentaron en la calle frente a la puerta de ingreso del GORE  interrumpiendo el tránsito vehicular ante la inacción de los policías, escudo en mano y casco en testa, estacionados cual estatuas dando la impresión que estaban brindándoles protección, en vez de, cumpliendo con su deber, echarlos del lugar capturando a los cabecillas por evidente delito.

 

Confirmando el epígrafe, los medios locales de la fecha no mencionan para nada el hecho descrito optando por continuar rindiendo culto al amarillaje (abusos  sexuales y bailes con proveedoras), confirmando, indirectamente, que hechos como el descrito NO SON NOTICIA.

 

Sin embargo, queda la duda respecto a la causa de la salvajada descrita, por cuanto, aunque tal conducta es absolutamente reprobable alguna razón llevó a tales personas a actuar de ese modo: PROTESTA MASIVA Y PÚBLICA CONTRA LA GESTIÓN U OMISIÓN DE SERVANDO GARCÍA.

 

Se mire por donde se mire este hecho reconfirma la total incapacidad del gobernador. ¿Por qué? Por cuanto la irracional y costosa movilización de tantas personas a las puertas del GORE, obviamente, fue una señal de protesta y/o rechazo a la inacción y/u omisión de la entidad, hecho que no se hubiera producido si el gobernador y los suyos tuvieran alguna idea de los deberes inherentes al cargo, pues, si así no fuera, en vez del lamentable espectáculo comentado se hubieran dado uno de dos hechos:

 

1°) Los reclamos de estas personas hubieran sido atendidos y todos felices y contentos.

 

2°) La autoridad regional se hubiera hecho presente en el ámbito donde moran los reclamantes para explicar/justificar las razones por las que su pedido, al menos por el momento, no podía ser atendido.