¿P R O G R E S O?

 

(Piura, 27 mayo 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

Recapacitando sobre cómo tuvieron que cambiar nuestros hábitos de vida con el transcurrir de los años, abruptamente, me inquirí  si habíamos progresado o, por lo contrario,  involucionado/desmejorado.

 

De pronto mis recuerdos se retrotrajeron varias décadas cuando era un joven agrónomo metido de pico y patas en el campo (salvo mi actividad deportiva, incluido el fútbol en la Gallinacera) cuando calles, plazas y carreteras  estaban libres de cuatreros motorizados. En esas épocas, los días viernes  se acudía al respectivo Banco procediendo a retirar los fondos necesarios para cancelar la planilla semanal a los trabajadores de la chacra/fundo saliendo de la entidad tranquila y calmadamente, incluso, podía pasarse por el “Tres Estrellas” a dialogar con los amigos degustando un café colocando el maletín con el dinero de la planilla en un asiento vacío

 

Posteriormente,  enrumbaba al Alto Piura haciendo la consabida parada en el Km. 50 para degustar un suculento y sabroso almuerzo en el restaurante de la Tía María, quedando el dinero en el vehículo solo y vacío.

 

Luego del consabido café me dirigía a Chulucanas hasta la casa de un apreciado y querido colaborador donde guardaba la motocicleta en la que me movilizaba en la chacra por comodidad, rapidez y economía. Obviamente, el maletín con el dinero pendía de una de las manijas del timón. 

 

En la “oficina” aguardaba “Manolete”, formidable y honradísimo encargado de manejar cuentas y dinero que tuve la suerte de heredar de las antiguas haciendas familiares, encargado de repartir el dinero entre los trabajadores.

 

Digresión:

 

Recuerdo un día sábado m/m a las 9.00 pm cuando “Manolete” se presentó en la Casa Eguiguren (ahí vivía) para hacerme saber que había cometido un error al entregarle el dinero: El monto tenía S/. 200.00 más del debido.

 

Hoy por hoy, ¿hay algún fundo en el que se pague a los trabajadores en efectivo como antaño, o, todos lo hacen depositando el dinero en sus respectivas cuentas bancarias  por la simple razón que, solo un loco o deficiente, enrumbaría  al fundo como antaño conduciendo su vehículo con semejantes montos de dinero?

 

Así, entonces, reflexionando sobre lo narrado, los cercos construidos en residencias que antaño solo tenían jardines, la proliferación de malditas por estridentes alarmas colocadas en inmuebles y vehículos, la proliferación de empresas de seguridad privada; preguntémonos:

 

¿Hemos progresado o retrocedido?