PLAGAS  CITADINAS

 

(Piura, 18 mayo 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

Me refiero a las que, cotidianamente, nos joden la vida a quienes vivimos en Piura ante la condenable inacción de quienes tienen el ineludible deber de combatirlas al haber accedido a los cargos que ostentan no solo por su voluntad, sino, en algunos casos, como los electivos, buscándolos y defendiéndolos a zarpazos y dentelladas.

 

La primera, obvia y perniciosa es la indetenible proliferación de la delincuencia, en este caso, reconfirmando que el progreso viene con carne y hueso. ¿Por qué? Por la racional norma obligando a quienes circulan en motocicleta          cubrirse la testa con cascos, adminículos perfectos para esconder el rostro. Así, entonces, el progreso  dejó la “mesa servida” a los modernos cuatreros para circular a dos por moto, libres y sin problemas, buscando la ocasión propicia para DAR EL GOLPE manteniendo el anonimato y continuar jodiéndonos la vida.

 

La segunda -  dejando claro que en Piura abundan seres con apariencia humana cuando, en realidad, actúan cual bestias salvajes - es el  constante e insoportable sonido de las  bocinas (*), clara ratificación que  nuestra ciudad, antaño vivible y respetable, fue invadida por las citadas hordas retrotrayéndonos a los niveles de vida propios (supongo) de ciudades ubicadas en países del sexto mundo. Para que quede clara la idea, digamos que Suiza (donde los vehículos quizá carezcan de tal  adminículo, como, también, de  alarmas) pertenece al primero.

 

Para tomar plena consciencia de lo expresado ut supra le sugiero ubicarse en alguna esquina de la avenida Sánchez Cerro, donde podrá comprobar el sonido incesante de las bocinas tal y como si no hubieran semáforos, pues, como deben saber todos los conductores desde que cuentan con brevete, tales aparatos controlan perfecta y silenciosamente el flujo del tránsito, de modo que cada bocinazo revela que hay una bestia conduciendo un vehículo.

 

Olvidaba mencionar a los taxistas dando vueltas a la caza de clientes usando como cebo la BOCINA. Así, estas personas que podrían justificarse diciendo que están trabajando emitiendo ruidos no muy estridentes, también debieran ser reprimidas y educadas. ¿Cómo? Si en Piura hubiera autoridad, ésta debería, además de controlar y limitar el número de taxis, obligarlos a instalar una luz en el techo indicadora si está libre u ocupado.

 

La última, por ahora, los incalificables motociclistas hablando por celular mientras conducen. El inconveniente no sería si murieran, sino el problemón generado al inocente conductor  del vehículo mayor chocado por uno de tales suicidas, convirtiéndolo en criminal según medios y fiscales.

 

(*) La bocina del vehículo que conduzco suena, m/m, una vez al añ