GRACIAS GENERALA
(Piura, 01 marzo 2022)
Luis Gulman Checa
Los peruanos de bien le debemos sincero reconocimiento y
agradecimiento a Doña Karelim López, por cuanto, pese a no tener bajo su mando
tanques de guerra, misiles ni tropas armadas y entrenadas (como otros que
miraban para otro lado cuando el país se hundía cada día más), disparó un
simulado misil que hizo volar por los aires el
grupúsculo corrupto hasta el tuétano que los propios peruanos, en
decisión incalificable, auparon al poder.
Si bien algunas voces podrían enrostrarle que
ella también fue parte de la mafia gobernante, siendo un país mayoritariamente
católico, ella reconoció sus pecados confesándolos plena y detalladamente, y,
obviamente, ello implica un real propósito de enmienda. Ergo, la esperan las
puertas del paraíso.
Fatalmente en nuestra tierra (con la respetable
y reciente decisión de un exmandatario) no echó raíces la digna regla imperante
en el Japón de suicidarse abriéndose el vientre cuando sale a la luz alguna
ignominia manchando a una persona, ya que, si reinara entre nosotros, funerarias y cementerios habrían estado de
plácemes tras las declaraciones de la
Doña por la proliferación de personas
auto eliminadas echando sus tripas al aire.
Sin embargo, demostrando que en el Perú los
valores, muy mayoritariamente, se fueron por el desagüe; el efecto inmediato de
las citadas revelaciones, en vez de desatar una tormenta rehabilitadora, apenas
sirvió para que una pequeña brisa moviera el ambiente con comentarios y
especulaciones respecto a futuros panoramas como si hubiéramos sufrido un
figurado temblor, cuando, en realidad,
el país fue sacudido por un terremoto grado 10. En resumen. A NUESTROS PÍCAROS, LADRONES Y
CORRUPTOS NO LES ENTRAN BALAS, consolidando, por lo contrario, el crecimiento
de la corrupción.
Lo más preocupante y/o risible son algunas
opiniones abogando por hallar una SALIDA DEMOCRÁTICA a la situación creada,
cuando, si recordamos que la democracia sostiene que la VOZ DEL PUEBLO ES LA
VOZ DE DIOS, simple y llanamente habría que dejar las cosas tal cual (los
pícaros conduciendo la nave) hasta que el DEMOCRÁTICAMENTE elegido mandatario
culmine su período de gobierno cumpliendo estrictamente la Constitución.
Agravando más aún la citada pretensión de la
solución democrática y, reconfirmando que no hay peor ciego que el que quiere
ver, deviene en incalificable la pretensión de continuar por esa vía, entendida
como seguir dejando en manos de reales
suicidas - como merecen calificarse la mayoría de peruanos cuando asisten a
votar - el futuro de la patria. Ello equivaldría a darle una metralleta
perfectamente abastecida en un centro comercial a un niño de 6 años.
Por todas las consideraciones expuestas; ante
el hecho más claro que el agua que tras cada proceso electoral el Perú acelera
su tránsito al despeñadero; ante la bárbara e incontenible CORRUPCIÓN que crece
inconteniblemente; considero que la democracia, entendida como que el pueblo
elija las autoridades a través del voto tal cual funciona actualmente
(obligatorio para quien haya cumplido 18
años aunque no sepa leer ni escribir), es una perfecta IRRACIONALIDAD.
¿Acaso no habría que
ser ciego para no ver que con cada elección tanto el Congreso como Palacio de
Gobierno hieden más?