CONTRALORÍA GENERAL: DESASTRE TOTAL

 

(Piura, 13 julio 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

En mi artículo anterior declarando el proyecto Alto Piura  “Muerto en Vida”, omití señalar al real responsable de la bárbara sangría al erario representada por la existencia del Peihap por más de DIEZ AÑOS, no siendo otro que la inútil Contraloría General de la República, cuya acción es comparable a un equipo policial que siempre llega a reprimir a los ladrones cuando los mismos abandonaron tiempo atrás el inmueble que saquearon.

 

M/m 30 años atrás se dictó una norma declarando la fusión de Proyectos Especiales existentes en un mismo departamento. Así, los lambayecanos, hábiles y diestros en comparación con los incalificables (por incapaces) piuranos, en el término de la distancia crearon el Proyecto Olmos Tinajones. Sin embargo, a pesar que la norma, en el caso de Piura, estipuló fusionar Chira Piura y Alto Piura, las autoridades respectivas se zurraron en la norma y, hasta el día de hoy,  ambos siguen sangrando el erario, entre otras barbaridades, con DOS CONSEJOS DIRECTIVOS absolutamente inútiles.

 

¿Acaso no recae en Contraloría toda la responsabilidad por tremendo LATROCINIO contra el erario?

 

Si alguien esgrimiera la excusa que, como errar es humano, a tal ente se le pasó por alto la norma, debo decir que le cursé carta muchos años atrás comunicándole la aberrante persistencia de ambos proyectos.

 

Relataré una vivencia demostrativa de la permanente irracionalidad implícita en el accionar de la citada entidad. Remontémonos al año 1986 cuando el suscrito tenía muy poco tiempo al frente del PECHP como Director Ejecutivo  y recibe al abogado jefe del departamento de Asesoría Legal, contrito y demacrado, para expresar lo siguiente:

 

Hemos perdido un proceso incoado por un señor de apellido Carrión, propietario de un fundo en el Bajo Piura, por cuanto consideró la entidad lo había perjudicado cuando se construía el Canal del Bajo Piura. Desgraciadamente la Corte Suprema ya emitió el veredicto y debemos pagar 8 o 9 millones de soles.

 

Siendo el suscrito un agrónomo, supuestamente, ignaro en asuntos legales, no dudo que el abogado informante quedó sorprendido cuando no le di importancia al asunto. Recién, días después, tras recibir la llamada de un sobrino del señor Carrión diciéndome que su tío tenía un “asuntito” con el proyecto, m/m le respondí: “déjame averiguar y te devuelvo la llamada”.

 

Colgué y salí cual rayo a la oficina del Dr. Antonio Valle, quien, tan luego lo puse al tanto me señaló la oficina del frente diciéndome: “Vaya donde el Dr. Cristóbal Montoya.

 

Haciéndola corta, transcurridos m/m 15 días, el Dr. Montoya llegó a mi oficina con una Resolución del Tribunal Agrario declarando nula de toda nulidad la Resolución de la Corte Suprema a favor del señor Carrión. ¿Por qué? Por cuanto el tema en litigio era agrario por lo que era de plana competencia de tal fuero. Por si acaso, el Dr. Montoya  interpuso una simple Contienda de Competencia y los 8 0 9 millones que, supuestamente, tenían acogotado al PECHP, se fueron por el desagüe.

 

Pero, ustedes, estimados lectores, se preguntarán ¿qué diablos tiene que ver esta historia con Contraloría General?

 

Transcurrido buen tiempo, durante el cual suscribimos el  contrato de ejecución de la III Etapa del PECHP, Desarrollo del Valle del Chira, llevada a cabo sin contratiempo alguno salvo el ocasionado por incalificables funcionarios que eliminaron, criminalmente, algunas obras inmersas en el mismo como, por ejemplo, recortando la extensión del Canal Norte o borrando, bestialmente, el Sistema de Drenaje de El Arenal; abruptamente apareció una Resolución cesándome en el cargo, hecho que casi le origina un síncope al Ing. Biaggio Arbulú,   jefe del INADE quien ignoraba el hecho por cuanto fue decisión de Alan García (Q.D.D.G). Quizá doña Pilar Nores sepa las razones por cuanto fue un asunto de mujeres,

 

Así, al dejar el cargo, llegaron los “sabuesos” de Contraloría a espulgar mi gestión  imputándome la siguiente falta:

 

Haber contratado un abogado externo (Cristóbal Montoya) pagándole la  (astronómica) suma de OCHOCIENTOS SOLES cuando la entidad contaba con dos abogados de planta.