GUERRA CONTRA EL RUIDO

 

(Piura, 22 julio 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

Me motiva informe aparecido en la edición de “Semana” del pasado domingo haciéndonos saber que en Sullana, un grupo de personas,  ha decidido combatir el ruido. Así, m/m un centenar abrió un grupo de Facebook para coordinar acciones legales con el fin de lograr disminuir o desaparecer ruidos molestos.

 

Lo cierto es que si las autoridades locales - únicas responsables de que los ámbitos a su cargo merezcan el calificativo de vivibles y poblados por seres pensantes y educados mas no reales bestias salvajes, como deben calificarse quienes generan tales ruidos -  fueran idóneas, es decir, sabedoras de sus responsabilidades y dedicadas en cuerpo y alma a cumplirlas a rajatabla, las ciudades a su cargo serían remansos de paz y tranquilidad. Si así fuera, en Sullana ni en ninguna otra ciudad los ciudadanos tendrían que sufrir el tormento generado por los incalificables que joden la vida generando ruidos absolutamente innecesarios.

 

Respetuosamente me permito sugerirle a don Nelson Peñaherrera Castillo, autor del informe, recorra la ciudad de Piura, sede del diario en que labora, para que constate que, habida cuenta los atronadores ruidos jodiéndonos la vida a toda hora, bien podrían abrirse no uno sino mil grupos de Facebook para hacerle la guerra a los incalificables bullosos.

 

Reconociendo que en cierta medida y desde décadas atrás (¿tras el paso de Velasco Alvarado?) los piuranos nos hemos ido bestializando y, de a pocos,  aceptar como normal algo que no lo es en absoluto, como es el caso de los ruidos innecesarios; señalaré algunos con el fin que “abramos los ojos” y los combatamos de algún modo ante la incuria de la autoridad (in)competente:

 

·         Tronar de bocinas en cada esquina.

·         Vehículos con escape libre, en especial motocicletas.

·         Alarmas instaladas por pura huachafería. ¿Por qué? Entre otras razones porque son inútiles cuando, por ejemplo, se refunden en un cinema y, si los ladrones desmontan el motor, no oirán ni michi.

·         Además, suenan cual sinfónica tras el paso a su lado de un mal nacido conduciendo una motocicleta con escape libre.

·         Maldito campaneo cuando el vehículo retrocede.

·         Taxistas tocando el claxon sin parar en busca de pasajeros.

·         Deficientes mentales prendidos del claxon tan luego el semáforo vira de rojo a verde.

·         Etc.

 

La ciudadanía quedaría eternamente agradecida a los medios si desataran una campaña masiva a fin de hacer recapacitar a quienes, hoy por hoy, vienen portándose cual bestias salvajes