PIURA: FALSO PARAÍSO

 

(Piura, 04 julio 2022)

 

Luis Gulman Checa

 

Me refiero a cómo amaneció el día de hoy nuestra maltratada y asolada ciudad porque al transitar daba la impresión de estar en otro mundo, es decir, aquel donde las personas son pensantes, educadas y respetuosas de modo que los ruidos desagradables, como tronar de bocinas y vehículos con escape libre, eran inexistentes.

 

No solo el silencio llamaba nuestra atención sino también lo despejados que aparecían jirones y avenidas libres de taxis, moto taxis, motocicletas y ómnibus, vehículos que cotidianamente las abarrotan convirtiendo el tránsito vehicular en un real suplicio. Así,  era posible desplazarse a la velocidad del rayo.

 

Panorama tan maravilloso, ¿fue obra de Dios o de Satanás?

 

Fatalmente, del maldito segundo de los nombrados por cuanto el citado paraíso era más falso que una moneda de ocho soles, pues, realmente, la calma era consecuencia de una criminal decisión de los llamados transportistas  declarándose en huelga jodiéndoles la vida a todas las personas que les dan de comer cada día al usar sus vehículos para trasladarse  en el cumplimiento de sus deberes y obligaciones.

 

Así, abruptamente, me vino a la mente la siguiente reflexión:

 

Siendo el pretexto de la huelga el costo de los combustibles, asunto sobre el que los clientes de los huelguistas no tienen nada que ver ni posibilidad de lograr que los precios disminuyan, o, mejor aún, que les sea regalado, ¿por qué diablos optan por joderles la vida a quienes les dan de comer en vez de tomar medidas inéditas y creativas?

 

Así, me atrevo a sugerir una acción/actitud que bien podrían poner en marcha la próxima vez que asome la posibilidad de otro paro del transporte, la cual, sin la menor duda, seria   mil veces más positiva que la vulgar, manida e inútil medida como bien merece calificarse la huelga, aunque para ello deberían contar con un dirigente que no solo tenga seis en vez de dos sino  MUY BIEN PUESTOS:

 

En plena Plaza de Armas se  rocié  cinco galones de la carísima gasolina y, a continuación, prenda un fósforo  inmolándose defendiendo la causa.

 

Tremenda acción no solo sonaría en toda la tierra sino que, estoy seguro, el reclamo sería  atendido.