CONSEJO: DEJE EL AUTO EN CASA

 

(Piura, 12 julio 2023)

 

Luis Gulman Checa

 

Debido a un lamentable ACCIDENTE (evento inesperado e impredecible que provoca daños, lesiones o consecuencias negativas) acaecido el pasado día domingo en nuestra ciudad, debemos reflexionar respecto al gravísimo riesgo que corren quienes perpetramos la brutal osadía de conducir un vehículo de cuatro ruedas, pues,  está claro hasta para un ciego que las decenas de miles de motocicletas y moto taxis que han invadido las vías son una real espada de Damocles sobre los desprotegidos señalados conductores, por cuanto, zurrándose en cuanta norma existe, circulan amenazando muestra paz y tranquilidad que se irán por el desagüe cuando tengamos la desgracia  que alguno de tales salvajes impacte contra nuestro vehículo,  elevada al infinito si el imprudente terminara en el cementerio.  

 

El accidente comentado no tuvo que ver con el peligro señalado ut supra, aunque el lamentable hecho si calza perfectamente en la definición. Veamos:

 

·         El responsable no tenía ni media gota de alcohol en la sangre.

·         No perpetró imprudencia alguna como sería circular a 120 km/hora por la Av. Bolognesi.

·         El desafortunado tan solo estaba sacando el automóvil del garaje de su domicilio.

·         Sin embargo, sin duda por obra de Satanás, impactó en dos personas que circulaban por la acera con resultados fatales y dolorosos.

 

Digresión:

 

Preguntémonos cuál es la razón por la que se arma tanto alboroto (como en el caso comentado) cuando, a causa de un ACCIDENTE,  se producen pérdidas de vidas. ¿Acaso somos inmortales o la vida es un estado circunstancial que todos perderemos en cualquier momento sin previo aviso? Preciso que opino con pleno conocimiento de causa, pues, con tal solo 16.5 años de edad, tomé consciencia de lo expresado.

 

Deviene en impensable que alguien, policía, juez o fiscal, crea que el conductor del vehículo a mansalva y a propósito retrocedió con la intención de atropellar a las personas afectadas. Entonces, si ello suena lógico y racional, ¿por qué diablos el infortunado conductor está retenido como si fuera un maldito y desgraciado, sicario, ladrón o raquetero?

 

Sigamos reflexionando y preguntémonos:

 

¿Acaso encarcelando al infortunado se le devolverá la vida a la infanta fallecida o, la madre, recuperará la salud como por arte de magia?