DISCREPANDO ABSOLUTAMENTE

 

(Piura, 21 agosto 2021)

 

 Luis Gulman Checa

 

Una vez más con Contraloría General, en este caso representada por el propio Contralor, quien ha lanzando un mensaje mentiroso y demagógico, según nos informó “El Tiempo”, edición de la víspera:

 

“Es absurdo tener millones botados y no servir a la población”

 

En Piura. Contralor Nelson Shack sugiere ley para reactivar obras paralizadas. Desde julio entidad podría inhabilitar a corruptos.

 

Lamenta. “La población de Piura no tiene la culpa de que algunos funcionarios se coludan con malos empresarios”

 

El lamento del Contralor es tan falso como las lágrimas derramadas por las “lloronas” contratadas para dramatizar los sepelios al estar preñado  de ignorancia y/o demagogia exculpando a los piuranos por el desastre abatido sobre nuestra tierra, siendo nosotros los únicos responsables del caos, corrupción e incompetencia generalizada que han invadido los entes públicos por elegir pésimamente a las autoridades desde muchos años atrás.

 

 

Discúlpenme la reiteración pero el ejemplo claro, gigante e indiscutible de lo afirmado ut supra, es el desastre implícito en la conducción que se continúa haciendo del Proyecto Alto Piura. El “padre” de  la monstruosa criatura en que devino el proyecto fue César Trelles. Sin embargo, dado de baja éste, sus sucesores, Javier Atkins y Reynaldo Hilbck, como el actual cuyo nombre mi cerebro se rehúsa a guardar, no solo fueron incapaces de corregir el rumbo  sino que - con oscuros y fétidos indicios de por medio - lo pervirtieron al extremo.

 

Digresión:

 

Mi consciencia está limpia por cuanto le formulé la siguiente advertencia a Reynaldo Hilbck cuando, aún en buenos términos con Javier Atkins, fungía de presidente del Consejo Directivo del proyecto: “El contrato con Camargo Correa es inejecutable”. Testigo: Ing. Luis Zegarra C.

 

El colmo fue que, confirmado mi vaticinio y roto el citado contrato, se tomó la incalificable decisión de convocar una nueva licitación que culminó con la firma de un contrato de obra tan inejecutable como el rescindido con Camargo Correa.

 

¡Con “amigos” así para qué diablos queremos enemigos?