¿CELEBRAR EL BICENTENARIO?
(Piura, 04 agosto 2021)
Luis Gulman Checa
Se supone que una celebración equivale a
conmemorar un acontecimiento de gran trascendencia y grata recordación, como
fueron, por ejemplo, los diversos actos llevados a cabo el mes de junio del año
2,000 conmemorando el centenario del nacimiento de mi señor padre, por cuanto
su vida, como padre, maestro, abogado y
político, fue ejemplar.
Sin embargo, pocos días atrás, se cumplieron
200 años de la proclama del Gen. San Martín declarando la independencia del
Perú del reino de España. Así, en efecto, matemáticamente, el pasado 28 de
julio se cumplió el tan cacareado bicentenario de nuestra independencia. No
obstante, ¿acaso no se requiere ser un cuasi tarado para reventar cohetes y
“hacer fiesta” cuando la triste realidad indica que los peruanos bien nacidos y
m/m pensantes deberíamos haber vestido de luto y llorar a lágrima viva
considerando el estado del Perú tras 200 años de su independencia?
No me refiero únicamente a la asunción del
actual presidente, la gota que derramó el vaso,
sino a la desastrosa conducción del país desde varias décadas atrás,
siendo directa consecuencia de ello, sin la menor duda, el resultado del último proceso electoral.
Analicemos el significado del exorbitante y
reciente número de aspirantes a presidir el país. Tal hecho, ¿es
para celebrar o para llorar habida cuenta que antes que el sincero afán de
servir a la patria continúa primando en la mente de los mal llamados políticos
el obvio apetito por llenarse sus propios y sucios bolsillos con dinero del
erario? Si mi apreciación estuviera errada y, realmente, todos aquellos
candidatos eran puros, inmaculados e imbuidos de un deseo irrefrenable de darlo
todo por la patria, incluso la vida, ¿acaso no era del más elemental sentido
común se hubieran reunido y definido cuál era la persona idónea para postular?
Si así hubiera sucedido, hoy día estaría en Palacio de Gobierno alguien amante
del país, preparado y confiable, al extremo que, por ejemplo, el tipo de cambio
del dólar americano es vez de estar trepando en imaginario veloz ascensor, se
hubiera mantenido tal cual.
Lo que estamos viviendo me trae a la mente la
conclusión a la que llegó años atrás un grupo de auténticos expertos y
estudiosos en un evento realizado en Washington, referido a que en Sudamérica
había tres PAÍSES INVIABLES, es decir que con el correr del tiempo
desaparecerían siendo incorporados sus territorios a los países vecinos.
¿Cuáles eran? Perú, Ecuador y Bolivia, lo que me llevó a escribir un artículo
titulado: “Vayamos aprendiendo portugués”.
¿Habrá alguna medicina que le salve la vida a
nuestro país o, irremediablemente, está
camino al cementerio? No dudo que existe el remedio que tendría que ser
idéntico al aplicado en Singapur. Sin embargo, ¿tendremos en el país a alguien con los seis huevos
necesarios que tuvo quien transformó aquel país?