MUERTES SANTIFICADORAS

 

(Piura, 06 agosto 2021)

 

Luis Gulman Checa

 

No tengo la menor idea respecto a la razón por la que, al abrir los ojos esta mañana, como por ensalmo, se me reveló el presente tema.

 

Me refiero, obviamente, a cómo la muerte, especialmente cuando es súbita, abre la puerta no solo para ensalzar al occiso sino también  elevar su ejecutoria hasta las estrellas colmándolo de elogios póstumos que, a ojos vistas, no solo no mereció en vida sino que ésta no tuvo nada de ejemplar.

 

¿Cuántas personas habrán derramado lágrimas hasta secar sus organismos tras los suicidios tanto de Adolf Hitler como de Alan García? Y, también, si fallecería en los próximos días Abimael Guzmán, el genocida que debió abandonar este mundo años atrás, ¿acaso hasta en Palacio de Gobierno no aparecerían crespones negros, además de las lágrimas derramadas a lo largo y ancho del país por personas que de humanas solo tienen la apariencia?

 

La muerte, bien mirada, nos lleva a pensar a los creyentes que Dios, a pesar de su perfección, a veces le gana el sueño lo que da paso a lo que podríamos calificar como muertes erradas.

 

Reflexionemos sobre los acontecimientos en nuestra tierra a partir de la aparición del Covid que arrebató incontables vidas,  formulándonos la siguiente pregunta:

 

¿Por qué se llevó de este mundo a personas dignas y honestas, como, por ejemplo, Hilton Chévez, dejando con vida a tantos auténticos corruptos, rateros y mal nacidos  que siguen respirando jodiéndonos la vida?

 

Lo mismo podríamos comentar respecto a Bruno Fossa Villar, cuya vida le fue arrebatada en la flor de la edad cortando su límpida y digna trayectoria en pro del bienestar de los colonos de San Lorenzo, los cuales, desgraciadamente, al no disponer de un medio propio de comunicación, no han podido airear tanto sus grandes méritos como la enorme falta que les hará en el futuro.

 

Sin embargo, siendo insondables los designios del Señor, solo nos queda aceptar los hechos - aunque inhumanos y absurdos - apretando los dientes  y siguiendo adelante tratando de abrir bien  ojos y oídos para enviar señales correctas a nuestras mentes para no creer en ídolos de barro, siendo la proliferación de tales malditos la causa de la desgraciada situación que viene asolando a nuestro país.