CIERTO, REQUERIMOS DOS
(Piura, 02 junio 2023)
Luis Gulman Checa
Me
refiero a las declaraciones de Jorge Chávez Cotrina, Coordinador de la Fiscalía
de Crimen Organizado y la Fiscalía de Terrorismo, aparecidas en la edición de
la víspera de “Perú.21”:
“NO NECESITAMOS UN BUKELE”
Me
trajo a la mente el comentario de “Sofocleto” respecto a la nube en la que
vivía el entonces mandatario, FBT, por cuanto, esta persona ignora el tremendo
grado de corrupción que nos ha invadido, azuzado, en gran medida, por la nula
y/o ineficaz acción tanto del Ministerio Público como del Poder Judicial,
ayudados también por la inoperancia de la Contraloría General, buena para nada
al ser la directa responsable de las innumerables obras públicas tiradas,
abandonadas y/o deshaciéndose al poco tiempo de haber sido recibidas. También, obviamente, por la abulia o falta de
interés en el cumplimiento de sus deberes por parte de la PNP, aunque ello
podría tener su explicación en la siguiente interrogante:
¿En algún país auténtico se procesa y condena a un policía cuando mata a
un delincuente en plena acción? Entonces, ¿cómo debieran calificarse fiscales y
jueces que actúan tan aberrantemente
condenando policías?
En
honor a la verdad, podría afirmarse que la situación de El Salvador,
cuando Nayib Bukele asumió el poder, era
un paraíso comparado con nuestro estado actual. ¿Por qué? Por cuanto allá el
enemigo no solo estaba claramente identificado sino se auto señalaba colmando
sus cuerpos, empezando por los rostros, con horribles tatuajes, ergo, tan solo
había que echarles mano.
Así,
entonces, ¿quién y cómo podrá salvarnos de las pestíferas garras que, desde
años atrás, nos atenazan del cogote mientras hacen cera y pabilo del erario
público reventando sus bolsillos de dinero a costa de sumir en el abandono y
desamparo a la gran mayoría de la población?
Reconozcámoslo:
la fabulosa cárcel recién construida por Bukele en El Salvador para encerrar a
sus criminales, deviene en minúscula comparada con la que debiera construirse
en el Perú para soterrar a los cientos de miles carcomidos por la corrupción,
muchos de los cuales, para escarnio y vergüenza nuestra, llegaron al supuesto
paraíso por estulticia y estupidez nuestra al encumbrarlos con nuestros votos.
Señor: No nos abandones y perdona nuestra bestialidad.