EL SERENAZGO

 

(Piura, 19 junio 2023)

 

Luis Gulman Checa

 

Perú, el país de las maravillas, así como las Líneas de Nazca o Machu Picchu, también aportó al mundo el Serenazgo, engendro burocrático definible con una conocida y clara frase: NI CHICHA NI LIMONADA, es decir, bueno para nada.

 

Formulémonos la siguiente reflexión:

 

Qué diablos significa y/o para qué existe tremendo engendro cuando la Policía Nacional del Perú está vigente.

 

Digresión: 

 

Este engendro burocrático me trae otro a la memoria: la Defensoría del Pueblo. Recuerdo cuando, años atrás, se renovaron los sistemas de agua y desagüe en el centro de nuestra ciudad, para lo cual, lo entendían hasta los pollinos, era necesario romper pavimentos y veredas originando ruidos. ¿Qué hizo el citado engendro, supuestamente, defendiendo a la “sufrida y abusada” población? Denunciar al contratista (aunque no en el Poder Judicial) por las molestias que tales ruidos causaban a la población. ¿Podrá imaginarse mayor tontería? Sin embargo, el mismo engendro, que se sepa, no ha dicho ni media palabra respecto a las atronadoras bocinas y escapes libres, en especial de motocicletas, que joden permanentemente, de día y de noche, a la población.

 

Sería recomendable que quienes nos gobiernan, poderes Ejecutivo y Legislativo, se fijaran cómo funcionan los países auténticos, digamos Suiza, Japón, Estados Unidos, analizando si allá, donde imperan el orden y respeto a las normas, existen entes que, de alguna u otra forma, equivaldrían al Serenazgo peruano, o, por lo contrario, la Policía es el único ente encargado de imponer el orden.

 

En realidad no tendrían que ir tan lejos, pues, en honor a la verdad y respetando la frase “al César lo que es del César”, basta con que visiten a nuestros vecinos del sur, Chile, donde los carabineros, equivalentes a nuestros policías, se bastan y sobran para que la población no abandone la vía correcta.

 

En la hora actual, en mi opinión, hemos batido el récord Guinness del ridículo aprobando una norma para que tales engendros burocráticos porten armas NO LETALES, ergo, no quitan la vida a los delincuentes. Sin embargo, tales sujetos, tal y como los medios nos lo recuerdan cotidianamente, andan premunidos de ARTMAS LETALES no dudando en usarlas contra inermes  jóvenes o ancianos ciudadanos, quitándoles la vida hasta para robarles un teléfono celular.

 

¿Habrá mayor ridiculez que la expuesta?